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Día Internacional de la Mujer

Elisa Tarazona, Ribera Salud: “Es clave que las niñas no se pongan límites, que luchen por sus sueños y se formen para alcanzarlos”

La CEO de Ribera Salud habla para Medicina Responsable sobre sus sueños de niña y cómo los ha ido consiguiendo sin ponerse límites

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Elisa Tarazona, Ribera Salud: “Es clave que las niñas no se pongan límites, que luchen por sus sueños y se formen para alcanzarlos”

Por Nuria Cordón

8 de marzo de 2023

Corría el año 1978 cuando una joven valenciana de 14 años rompió, sin ser consciente de ello, su primer “techo de cristal”, el primero de algunos que se encontraría a lo largo de su trayectoria profesional. En aquel momento, esa “simpática jovencita”, como la definieron algunos diarios locales, decidió que quería formar parte de un deporte que sólo practicaban los hombres, la pelota valenciana, y lo consiguió porque nunca se puso límites. 45 años después, está al frente de una empresa que factura cerca de 600 millones de euros y cuenta con una plantilla de más de 9.000 personas.

En el Día Internacional de la Mujer, hablamos con Elisa Tarazona, CEO de Ribera Salud, sobre sus sueños de niña y cómo los ha ido consiguiendo a base de esfuerzo, sacrificio y, lo más importante, sin renunciar a ellos.

Empecemos por el principio. Está al frente de una compañía que factura cerca de 600 millones de euros al año, pero es licenciada en Medicina y Cirugía y doctora en Medicina por la Universitat de València ¿Por qué medicina?

Desde pequeña siempre he querido hacer cosas distintas, y siempre las hice. Para mi hacer medicina era una forma de estar en el mundo, de conocerlo de primera mano. De saber lo que las personas necesitan y, lo más importante, era lo que permitía hacer mucho más que un trabajo. Para mi todo eso era medicina. 

Tras estudiar medicina, fui alumna interna de psiquiatría, por lo que me familiaricé mucho con temas de salud mental, aunque posteriormente, en la especialidad, me incliné por hacer Medicina Familiar y Comunitaria, porque me permitía conocer de forma global lo que era la persona, su entorno, la comunidad, las familias… una visión global del ser humano. Ya en esa especialidad, participé en algo pionero en España, la unidad de hospitalización a domicilio en la Comunidad Valenciana, en el Hospital La Fe, donde hice la residencia. Años más tarde pasé a formar parte del equipo de Ribera y en octubre de 2020, se me propuso ser CEO, un reto muy importante ya que estábamos en pleno Covid y suponía afrontar el puesto en un momento difícil de la sanidad mundial. Pero sabía que lo tenía que hacer. Que un médico liderase en ese momento una compañía de la envergadura de Ribera Salud, con la posibilidad de poder hacer realidad todo aquello que aprendí siendo medico de base y trabajando en la organización y en la integración de diversos niveles asistenciales, fue todo un reto.

La semana pasada fue elegida para formar parte del TOP100 mujeres líderes de España, ¿qué supone un reconocimiento como este? ¿Cree que aún son importantes este tipo de listas para visibilizar el papel de la mujer en los puestos de dirección? 

Para mi supuso un privilegio y un honor estar en ese top 100 de mujeres lideres de España y, por supuesto, es una responsabilidad, porque estar ahí hace que las mujeres seamos más visibles. Tenemos una responsabilidad porque, queramos o no, somos referentes y el faro para otras mujeres. 

Creo que es importante que hoy en día siga habiendo estas acciones, porque aun queda mucho por conseguir y para alcanzar una sociedad mejor. Para mí una sociedad mejor es una sociedad más diversa, mas inclusiva, donde se tenga en cuenta al 50% de la población que somos las mujeres. Se ha demostrado que las empresas que incorporan el talento femenino mejoran los resultados y la productividad. No podemos privar a las empresas, a las instituciones, a la sociedad del 50% del talento. 

¿Cree que sigue existiendo ese techo de cristal?

Las mujeres empezamos a estar ya más incorporadas, incluso en algunas licenciaturas más que los hombres, aunque en algunos campos como la tecnología o la informática aún hay menos mujeres. El problema es que a lo largo de la vida hay determinados baches o peldaños rotos que, por la circunstancias que sean, te impiden progresar profesionalmente. El techo de cristal existe, aunque cada vez menos, pero hay que romperlo, porque es innegable que hay menos mujeres en puestos de dirección. Es importante que estos sean más inclusivos y diversos para incorporar esa visión que hace falta que se incorpore en la sociedad.

Habla de baches a lo largo del camino, pero Elisa Tarazona es el ejemplo de que ese techo se puede romper. ¿Cómo lo consiguió?

Tu pasado condiciona tu futuro y yo, cuando era muy pequeña, tenía muy claro que lo que quería era aprender, formarme, porque era lo que me iba a dar la libertad, la capacidad de elección. De pequeña me crie en un pueblo cerca de Valencia, me gustaba mucho el deporte y lo practicaba. Mis abuelos tenían un negocio, un trinquete -lugar donde se juega a pelota valenciana-, deporte que sólo practicaban los hombres. En los años 70 era muy raro que una chica jugara a la pelota valenciana, pero yo quise hacerlo. Incluso, cuando tenía 14 años, me hicieron una entrevista en un medio local donde ya se refirieron a mi como “esta simpática jovencita que empieza con la escalada feminista”. 

En aquel momento yo tenía claro que me gustaba jugar a la pelota, no me importaba si era algo de chicos, me daba igual porque yo quería hacerlo. Los demás me decían que era rara, pero yo pensaba que quizá, los raros eran ellos por verme así. Al final, lo que hay que hacer es no ponerse limites, hacer lo que uno quiere y romper esos techos que, al ser de cristal, tienen una ventaja, y es que te dejan ver lo que hay detrás. Eso sí, para ello son necesarias ayudas institucionales, estructurales, de conciliación, planes de igualdad que ayuden a romper esos techos. Tenemos que ser conscientes y formar a los niños y niñas desde que son pequeños a que los sueños que tengan, que los cumplan, que no se pongan límites. 

Pero, de la decisión que más orgullosa estoy es de la de ser madre soltera. No fue fácil, necesité de un apoyo familiar, especialmente de mi madre, que ahora tiene 91 años y mi hija 16. Y las dos se llaman igual. Pero es importante el apoyo de las empresas y yo lo tuve de la mía, ya que por aquel entonces ya estaba en Ribera Salud. No ha sido fácil, pero al final se trata de tomar decisiones.

¿Qué opina de una ley, como la de representatividad paritaria entre hombres y mujeres en los centros de decisión, anunciada hace pocos días por el Gobierno?

La educación es básica, y no solo a nivel de los colegios, que es fundamental, también en las familias. Hay que transmitir a los jóvenes que no por el hecho de ser hombre o mujer eres más o menos, que el éxito, en el buen sentido de la palabra, es el fruto del trabajo, de la constancia, de visualizar lo que uno quiere, de ser honesto y de trabajar y prepararte todos los días para conseguir cosas. No es fruto del azar, es fruto de un trabajo bien panificado durante toda tu vida, de la cultura del esfuerzo y del sacrificio. Y eso es lo que hay que trasmitir a los jóvenes, que las cosas no se dan por sí mismas. Por supuesto, tiene que haber apoyos en las empresas, porque cuando esa educación es igualitaria, también los hombres y las mujeres serán los que peleen por los mismos derechos y por alcanzar las metas, pero siempre por méritos y por capacidades. Al final creo que todo aquello que es impuesto de entrada es controvertido, hay que estimular que las mujeres estén, pero todo lo que es imponer, no me gusta. 

Hoy, 8M, se celebra el Día Internacional de la Mujer. ¿Cómo lo celebra alguien que está al frente de una de las principales empresas del sector de la sanidad de nuestro país?

En Ribera Salud lo celebramos porque un 71% de las personas que trabajan aquí son mujeres y el 56% está en cargos directivos. Es un día especial que hay que celebrar. Hacemos partícipe a toda la organización, hacemos vídeos, campañas…lo celebramos en grande.

Pero en un día como hoy, no puedo pasar por alto algo que pasó hace justo tres años, los de la Covid en nuestro país. Y me gustaría destacar la labor de todas estas mujeres sanitarias que estuvieron al frente de la línea de fuego, atendiendo a sus pacientes y a las familias de esos pacientes, pero a la vez también atendiendo a las suyas propias. Porque las mujeres somos cuidadoras, madres, hijas o nueras y esos días se vio la dualidad de las mujeres médicos, enfermeras y el resto de sanitarias. Por eso quiero homenajear especialmente a las mujeres que tuvieron que decidir dejar a sus propias familias, aislarse para atender a aquellos pacientes que venían a los hospitales, a los centros de salud, poniéndose en riesgo ellas mismas en detrimento de su propia familia. 

¿Qué les diría a todas aquellas niñas que desde pequeñas están soñando alto?

Que cumplan sus sueños, que luchen por ellos y se formen para alcanzarlos, pero que nunca renuncien a aquello que quieran, porque lo que hoy puede parecer raro, mañana será normal. Porque si miramos hacia atrás, muchas mujeres que pelearon, que sufrieron, que se esforzaron, que tuvieron éxito, aunque no fuera reconocido, hoy en día sí lo son. Que miremos el hoy no como hoy, sino como lo será mañana. Y, para eso es importante que no nos pongamos límites. 

Hablemos de la situación actual de la sanidad. Durante años, fue directora de Atención Primaria en el Departamento de Salud del Hospital de la Fe de Valencia y, más tarde, directora adjunta a gerencia en el Departamento de Salud de La Ribera de Alzira. ¿Qué opina alguien que ha estado tanto tiempo en la gerencia de la AP de la situación actual de la medicina de familia?

La Covid ha marcado un antes y un después. La gran crisis sanitaria en la que ha fallecido tanta gente y las familias han sufrido tanto, ha dejado entrever que el sistema sanitario tiene que cambiar. Ha dejado encima de la mesa muchos pacientes pendientes de ver, de diagnosticar y de tratar, amplias listas de espera. Ha dejado también encima de la mesa que hay que incluir otras formas de atender a las personas, con ayuda de la tecnología. Pero, además, a esto, hay que añadirle una crisis de falta de profesionales a lo que se le suma un cansancio brutal de los profesionales, así como que las nuevas generaciones tienen otros paradigmas en cuanto a su planteamiento profesional. 

Los médicos de AP están al frente, son la base del modelo sanitario y hay que fortalecerla, darles protagonismo, ponerlos en la ecuación como los gerentes de la salud. Hay que darles facilidades para que trabajen junto a otros niveles asistenciales y que, al final, sean los que coordinen la salud de la población porque son ellos los que mejor conocen a los ciudadanos, a los pacientes y a las familias. Es un momento de cambio donde también hay que evitar el dilema de lo público y lo privado. A mí me gusta hablar de lo que necesita el ciudadano, el paciente y sus familias. Tenemos que sumar todos los recursos, los gobernantes tienen esa obligación, sumar todo el conocimiento disponible para dárselo a los ciudadanos.

Precisamente en los últimos meses, con la ley de equidad, ese debate está más activo que nunca…

La salud no es publica ni privada y la sanidad, si es publica, se debe apoyar con el sector privado. Nosotros fuimos pioneros en la colaboración público-privada en Alzira, pero también hemos sufrido, no nosotros, sino la ciudadanía, los pacientes y los profesionales, del sectarismo ideológico que supone la negación de este modelo de servicio. Un servicio que, aunque siempre ha sido público, con una gestión privada, da más flexibilidad, aporta más satisfacción a los ciudadanos, más inversión. Todo ello avalado por informes de la sindicatura de cuentas. Y, a pesar de todos los informes públicos que se han dado, hay determinados gobiernos, como es el de la Comunidad Valenciana que, con el sectarismo ideológico, revirtió Alzira, revirtió Torrevieja y ahora vivimos manifestaciones de la ciudadanía y de los profesionales. 

Sin embargo, hace unos meses, el Tribunal Supremos dijo que no era posible revertir esas concesiones por cuestiones ideológicas, sino que eran necesarios informes económicos…

El supremo se pronunció sobre Alzira, que se revirtió en 2018, y hoy en día en Alzira se da mucha peor calidad, las listas de espera han aumentado un 300%, hay un aumento de gasto en todo tipo de material sanitario, farmacéutico, han contratado a 1.000 personas de más, por lo tanto, nos cuesta a todos los valencianos 100 millones de euros más al año. Pero lo peor es que los niveles de satisfacción del usuario han bajado, han aumentado las reclamaciones, las listas de espera y las derivaciones a otros centros privados. A pesar de ello, el Gobierno decidió revertir también Torrevieja y los ciudadanos están sufriendo las consecuencias, saliendo a la calle, porque tienen muchas demoras, servicios sin médicos… Son decisiones, no solo ideológicas, sino sectarias. Les da igual lo que le pase al ciudadano.

A pesar de la situación que vive el SNS ¿Cómo ve el futuro? ¿Es optimista?

Lo que me gustaría tener en el futuro es un sistema de salud como el que he desfrutado yo, para que mi hija de 16 años pueda disfrutarlo. Es decir, un sistema sostenible. Para ello tenemos que contar con todos y con decisiones como las que ha tomado aquí el gobierno valenciano, no será posible. Yo solo veo un futuro que pase por trabajar todos juntos y flexibilizar el sistema actual con la visión centrada en lo que necesitan las personas y los profesionales, que son los que transmiten y los que tratan a esos pacientes. 



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