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"El cerebro enamorado"

El libro, escrito por Miguel Pita, combina el rigor de la neurociencia con la narrativa amena para explorar por qué amar nos transforma en seres impredecibles, obsesivos y a veces profundamente irracionales

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"El cerebro enamorado"

Por Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable

21 de noviembre de 2025

“El cerebro enamorado” de Miguel Pita es un fascinante viaje en clave científica, divertida y reveladora por los laberintos neuronales que recorremos cuando el amor se apodera de nuestra mente. El libro combina el rigor de la neurociencia con la narrativa amena para explorar por qué amar nos transforma en seres impredecibles, obsesivos y a veces profundamente irracionales. 

El enganche científico y el vértigo emocional

Miguel Pita no escatima en analogías provocativas. El enamoramiento, dice, es un “atontamiento temporal”, una suerte de virus cerebral donde la razón queda en segundo plano mientras la química cerebral dirige el espectáculo. El libro inicia con la premisa de que amar nos convierte por momentos en adictos: la persona amada es el estímulo que activa nuestras rutas de placer, liberando dopamina, serotonina y adrenalina en un festival químico comparable a lo que ocurre con ciertas drogas recreativas. La comparación es tan directa como inquietante: el amor genera dependencia y “resaca” emocional cuando el estímulo desaparece, lo que explica por qué la ausencia del ser querido provoca estados de ansiedad e incluso dolor físico. 

De la biología del flechazo al viaje evolutivo

Pita realiza un recorrido evolutivo por las etapas del amor humano, apoyándose en la historia ficticia de una pareja, Raquel e Íñigo, lo que permite al lector reconocerse fácilmente en sus dudas, delirios y derrotas. El autor describe cómo el enamoramiento surge a partir de la atracción sexual, pero evoluciona hacia relaciones complejas y duraderas gracias a las sofisticaciones cerebrales que sólo los humanos poseemos. La reproducción, los vínculos y la monogamia social son analizados bajo el prisma de la biología y la genética, demostrando que lo que los animales resuelven con el apareamiento, los humanos lo complicamos con emociones y expectativas futuras. 

Ese amor romántico explosivo, de “locura, de dolor de tripas”, señala el investigador, tiene una fecha de caducidad: los picos hormonales y neuroquímicos que lo sostienen no pueden perpetuarse sin afectar negativamente la salud. Si se extiende más de tres años, incluso podría “aflojar el sistema inmunitario” y provocar estrés y desgaste. Aquí, Pita distingue sabiamente entre el enamoramiento impulsivo y el amor estable, que se sostiene por la oxitocina y la calma; una transición imprescindible y, en muchos casos, desafiante para la pareja. 

Cerebro, cóctel molecular y cultura pop

Uno de los grandes méritos del libro es su capacidad para traducir un fenómeno tan complejo como el amor en términos accesibles para cualquier lector. Pita utiliza ejemplos cotidianos, metáforas ingeniosas y mucho humor para revelar cómo el cerebro remodela sus circuitos, “multiplica receptores” y reconfigura prioridades cuando estamos bajo el influjo de Cupido. Estrategias evolutivas que nos ayudaron como especie —la monogamia social, la selección de pareja en función de la compatibilidad genética— se funden con las ilusiones, los errores y los autoengaños propios de tiempos modernos. 

El libro aborda desde el placer sexual hasta la ruptura y el duelo, explicando cómo la parte “primitiva” y la “racional” del cerebro cooperan y compiten en cada fase amorosa. Además, Pita desmitifica prejuicios y revela secretos poco conocidos: el amor a primera vista tiene fundamentos neurobiológicos; la fidelidad tiene su raíz en circuitos cerebrales optimizados por la evolución; y la resiliencia ante la ruptura depende mucho de predisposición genética y ambiente, y menos de fuerza de voluntad. 

“El cerebro enamorado” destaca también por su tono desenfadado. Pita intercala chistes, anécdotas y analogías pop, logrando que la ciencia no se vuelva árida, sino profundamente cercana. Esta habilidad narrativa permite que el lector se sorprenda, se ría y, sobre todo, se reconozca en la travesía de la pareja ficticia. El texto deja claro que, aunque el amor tiene raíces biológicas y una lógica evolutiva, su vivencia es única en cada cerebro y en cada historia personal. 

El cierre del libro lanza una pregunta provocadora: ¿qué ocurriría si el enamoramiento pudiera prolongarse eternamente? La respuesta, aunque inesperada, es un aviso científico: sería, en realidad, peligroso para la salud física y emocional. 

 



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