Por Medicina Responsable
10 de septiembre de 2025La resonancia magnética (RM) de vejiga emerge como una herramienta clave en la lucha contra el cáncer vesical, según expertos de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM). Su uso podría suponer un cambio de paradigma en el diagnóstico, estadificación y tratamiento de esta enfermedad, con importantes implicaciones clínicas.
El doctor Andoni López-Maseda, radiólogo y autor principal de un reciente artículo en la revista Radiología, señala que esta técnica “está llamada a marcar un antes y un después en el manejo del cáncer vesical”. Entre las principales ventajas de la RM, el doctor destaca que ofrece una mayor precisión diagnóstica, permite evaluar la invasión muscular y podría reducir la necesidad de procedimientos invasivos como las biopsias, disminuyendo las complicaciones y acelerando la elección del tratamiento adecuado.
Tradicionalmente, la evaluación inicial de pacientes con hematuria –uno de los síntomas más comunes del cáncer de vejiga– se realiza mediante ecografía nefrourológica. En casos con sospecha más compleja, se utiliza la TC, que permite analizar no solo la vejiga, sino también la vía urinaria superior y los ganglios linfáticos retroperitoneales. Sin embargo, estas técnicas presentan limitaciones, especialmente a la hora de determinar el grado de invasión tumoral.
Ahí es donde entra en juego la RM. Esta técnica avanzada permite valorar con mayor exactitud si el tumor ha invadido la capa muscular de la vejiga, un factor determinante para establecer el tratamiento adecuado. Mientras que los tumores superficiales se manejan con resección local y tratamiento intravesical, los tumores musculoinvasivos suelen requerir quimioterapia seguida de cistectomía (extirpación de la vejiga).
Uno de los grandes avances en este campo ha sido el desarrollo de la escala VIRADS (Vesical Imaging Reporting and Data System), que clasifica las lesiones en función del tamaño, morfología y su relación con la capa muscular. Esta escala ayuda a predecir la probabilidad de invasión muscular y se basa en criterios como el tamaño, la morfología de la lesión y su relación con la capa muscular. “El problema actual es que muchas lesiones musculoinvasivas no se diagnostican adecuadamente en la primera biopsia, lo que provoca retrasos y en ocasiones tratamientos insuficientes”, advierte el doctor López-Maseda.
Esto lleva a la necesidad de realizar múltiples resecciones locales que aunque tolerables, conllevan riesgos y complicaciones. Por su parte, la resonancia podría reducir la necesidad de estas reintervenciones, permitiendo una mejor selección de los casos que realmente requieren cirugía o biopsias adicionales.
En pacientes con lesiones clasificadas como VIRADS 1 o 2 (baja probabilidad de invasión), podría evitarse una segunda biopsia sin comprometer la precisión del diagnóstico. En el extremo opuesto, los casos con VIRADS 4 o 5 (alta probabilidad de invasión) podrían incluso prescindir de una biopsia profunda, reduciendo complicaciones y acelerando el inicio del tratamiento.
Otro campo prometedor es el seguimiento de la respuesta a la quimioterapia neoadyuvante mediante la clasificación Nac-VIRADS, diseñada para evaluar si las lesiones tratadas conservan o no componentes musculoinvasivos. Esto podría abrir la puerta a tratamientos más personalizados y menos agresivos. “Si confirmamos la utilidad de esta escala, podríamos desescalar el tratamiento en pacientes que respondan bien, optando por terapia local o incluso vigilancia activa, evitando cistectomías innecesarias”, destaca el especialista. Por otro lado, también permitiría identificar con antelación a los pacientes que no están respondiendo, ajustando la estrategia terapéutica de forma más eficaz.
La resonancia magnética de vejiga ya cuenta con el respaldo de múltiples sociedades científicas europeas, incluida la Sociedad Europea de Uro-Radiología. Su implementación en la práctica clínica representa un paso hacia un enfoque más individualizado del cáncer de vejiga, centrado en la imagen como herramienta central para la toma de decisiones.
En palabras del doctor López-Maseda: “El futuro del manejo del cáncer vesical pasa por un diagnóstico más preciso, menos invasivo y con tratamientos adaptados a cada paciente. La RM de vejiga es una pieza clave en este nuevo escenario”.