Por Julia Porras
22 de marzo de 2024La próstata es una glándula que se encuentra entre la vejiga y el conducto de la orina, la uretra, y que produce la parte líquida del semen. A partir de los 45 o 50 años, el hombre debe estar pendiente de ella, porque crece con la edad y se puede producir el cáncer más prevalente entre la población masculina: el de próstata.
Este cáncer suele ser asintomático en sus fases iniciales y por eso, difícil de detectar.
Los urólogos, especialistas que tratan esta parte del organismo, alertan de la importancia de que los hombres acudan a sus revisiones a partir de los 45-50 años, porque una detección precoz de este cáncer es vital para su tratamiento y curación. Afortunadamente, las técnicas para abordar este tipo de cáncer han evolucionado espectacularmente en los últimos años y, en la actualidad, existen tratamientos muy eficaces para curarlo, sobre todo la intervención quirúrgica, llamada prostatectomía radical, que ha permitido reducir drásticamente los potenciales efectos secundarios. “Los hábitos de vida saludables son fundamentales para prevenir este y otros tipos de cáncer. No obstante, el cáncer de próstata no tiene factores de riesgo claramente identificables, por lo que es fundamental acudir a las revisiones con el urólogo, porque la detección precoz es clave”, explica el doctor Salvador Esquena, jefe del servicio de Urología del Hospital Universitari General de Catalunya.
Otra opción de tratamiento es la radioterapia, indicada sobre todo en pacientes mayores, para no tener que someterlos a una intervención quirúrgica.
La palabra cáncer asusta mucho, pero, en un cáncer de próstata, con un diagnóstico y un tratamiento precoces, se curan más del 95% de los casos.
La próstata puede sufrir otras patologías, como la hiperplasia benigna, que es el crecimiento progresivo de la próstata, que sufren todos los hombres a partir de cierta edad y que puede requerir intervención quirúrgica cuando provoca notables problemas urinarios que no responden al tratamiento con medicación oral. La hiperplasia provoca aquellos síntomas “típicos” como necesidad frecuente de orinar, de día y de noche, sensación de vaciado incompleto y reducción en la potencia del flujo urinario.