Por Sergio Díaz
27 de septiembre de 2024Casi 18 millones de personas mueren al año en todo el mundo por enfermedades cardiovasculares. En Europa, en 2021 fallecieron 1,7 millones de personas debido a estas enfermedades y, en España, en 2022, se registraron 120.000 muertes por esta causa. Estas enfermedades representan el 26,1% del total de defunciones en el país, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Ante esta situación, los expertos coinciden en que la prevención debe ser la clave para reducir estas cifras, ya que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80% de las muertes prematuras por enfermedades cardiovasculares pueden prevenirse.
La Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC) insisten en la creación de una estrategia europea de salud cardiovascular, priorizando la prevención de estas patologías, que constituyen una de las principales causas de muerte a nivel mundial. Esta demanda se realizó durante las jornadas “Por el corazón de Europa”, en la oficina del Parlamento Europeo en Madrid, en el marco del Día Mundial del Corazón, que se conmemora este domingo, 29 de septiembre.
El doctor Andrés Íñiguez, presidente de la FEC, destacó la necesidad de un cambio de enfoque en el tratamiento de estas patologías. “Frente al modelo clásico centrado en el abordaje y tratamiento de la enfermedad, deben priorizarse nuevas estrategias basadas en la prevención, mediante la educación y la promoción de estilos de vida saludables desde la infancia”. Íñiguez también señala que España es el único país de la Unión Europea que cuenta con una Estrategia en Salud Cardiovascular (ESCAV), un plan pionero cuyo objetivo es mejorar la salud cardiovascular de la población.
José Tuñón, del Comité Ejecutivo de la SEC, apunta que uno de los principales retos en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares es aplicar el conocimiento disponible en la población: “Pese a la importancia de la investigación, aún hay un amplio margen de mejora en cuanto a la prevalencia de factores de riesgo cardiovascular en España”, señala Tuñón.
La eurodiputada Susana Solís, del Partido Popular Europeo (EPP), subraya la importancia de una estrategia a nivel europeo. "En el Parlamento Europeo estamos impulsando una estrategia cardiovascular para mejorar la calidad de vida y reducir las desigualdades entre países", afirma Solís.
Solís también destaca que España es el primer país de la Unión Europea en poner en marcha un plan nacional para las enfermedades cardiovasculares y abogó por la concienciación y la implementación de medidas preventivas en la atención primaria.
Por su parte, el eurodiputado José Cepeda (S&D) insiste en la importancia de crear ciudades saludables que faciliten la práctica de deporte y aborden factores de riesgo como el consumo de tabaco o productos nocivos. “Cuando hablamos de salud cardiovascular, debemos priorizar la prevención por encima de la política, con un planteamiento común y estratégico”.
Más allá de la salud, las enfermedades cardiovasculares tienen un gran impacto económico en la Unión Europea. Según datos presentados en las jornadas, las pérdidas económicas ascienden a 210.000 millones de euros, de los cuales el 53% corresponde a costes de atención sanitaria, el 26% a pérdidas en productividad y el 21% a cuidados informales de personas afectadas.
Margarita de la Pisa, eurodiputada de PfE, señala que el análisis comparativo entre países podría ofrecer soluciones sobre qué medidas han sido más efectivas para mejorar la salud cardiovascular. “Queremos una estrategia europea cardiovascular similar a la que se hizo contra el cáncer, con un trabajo exhaustivo y colaborativo entre médicos, pacientes y políticos”, subraya la eurodiputada.
Natividad Calvente, directora de Asuntos Públicos de Novartis España, finalizó el evento insistiendo en la necesidad de abordar tanto la prevención primaria como secundaria. “Las personas que han sufrido un evento cardiovascular necesitan un Sistema Nacional de Salud que los acompañe para minimizar el riesgo de recurrencia y mejorar su calidad de vida”.
La lucha contra las enfermedades cardiovasculares, que suponen la principal causa de muerte en el mundo, continúa siendo un desafío tanto en el ámbito sanitario como económico, y la prevención sigue siendo la clave para reducir su impacto en la sociedad europea.