Por Juan García
3 de marzo de 2025En torno a un 20% de la población española padece obesidad, aunque esta enfermedad sigue siendo infravalorada e infradiagnosticada. Según el presidente de la Asociación Nacional de Personas que viven con Obesidad (ANPO), Federico Moya, el impacto económico de la atención sanitaria a la obesidad y sus enfermedades asociadas supone un 2% del PIB de España.
La Sociedad Española de Obesidad (SEEDO), la Asociación Nacional de Personas que viven con Obesidad (ANPO) y Novo Nordisk han unido fuerzas para concienciar sobre la complejidad de esta enfermedad y la necesidad de un abordaje multifactorial que destierre las visiones estigmatizantes y que culpabilizan únicamente al individuo sin tener en cuenta sus circunstancias. Con este objetivo han elaborado un documento titulado “Obesidad con corazón. Tú también formas parte de la solución”, en el que describen perfiles psicológicos de pacientes de obesidad y ofrecer recomendaciones para profesionales sanitarios y la sociedad en su conjunto.
El director médico de Novo Nordisk, Francisco Pajuelo, ha apuntado que, desde los años 90, “se ha duplicado la incidencia entre adultos y cuadriplicado en niños”. Por ello, considera fundamental mejorar la atención sanitaria que se brinda a estos pacientes en “un sistema que no ha sido efectivo para prevenir”. Ante ello, insta a instituciones administraciones y también al conjunto de la sociedad a participar de una respuesta colectiva que contribuya a “mitigar la carga emocional” de esta enfermedad. Por ello, apuesta por generar “conocimiento y empatía social para avanzar en el terreno de la salud emocional” cuando hablamos de obesidad.
El doctor Albert Lecube, jefe de Endocrinología y Nutrición del Hopistal Universitario Arnau de Vilanova (Lleida), y miembro de la junta directiva de la SEEDO, ha señalado a este respecto que la obesidad no puede ser abordada exclusivamente “desde la dieta y el ejercicio” y que requiere el manejo de un equipo “multidisciplinar”. El nivel socioeconómico, los factores conductuales o la carga genética son algunos de los determinantes que más influyen sobre la aparición de esta enfermedad en la que “no todo es cuestión de calorías”, apunta Lecube.
En este abordaje, la gestión emocional y la relación con la salud mental es un aspecto clave, por lo que el doctor subraya que “entender qué impulsa a una persona a comer es tan importante como saber qué come”. En este sentido, señala que la mitad de los pacientes de obesidad tiene una “relación emocional con la comida”, en la que la aparición del hambre está moldeada por diversos factores desde la infancia. Estos primeros años de vida son fundamentales en el desarrollo de la relación con el hambre, ya que “el 95% de los hábitos alimentarios se adquieren antes de los diez años”.
El psicólogo y miembro de la SEEDO Santos Solano ha aportado otro dato relevante que ayuda a entender la relación entre trastornos psicológicos y obesidad. “En torno a un tercio de las personas con obesidad tendrían también un trastorno por atracón”, señala Santos.
El documento elaborado por estas tres entidades arroja otras cifras que dan una dimensión sobre esta relación “bidireccional” entre salud mental y obesidad. Se sabe que la obesidad incrementa un 30% el riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad y que estos pacientes tienen un 55% más de desarrollar depresión con el tiempo.
Detrás de la aparición de estas patologías sigue persistiendo una importante carga del estigma social que conlleva esta enfermedad. Solano apunta que, en el caso de los adolescentes, la obesidad aumenta el riesgo de autolesiones y de suicidio, encontrándose que más de la mitad de estos jóvenes han padecido este estigma.
El doctor Lecube incide en la falta de apoyo psicológico para los pacientes, que se limita a aquellos que “entran en programas de cirugía”.
El presidente de ANPO, Federico Moya, ha relatado cómo el fallecimiento de un ser querido le llevo a paliar ese vacío emocional a través de la comida, como ejemplo de la relación entre esta patología y la salud mental. Moya se sometió a una cirugía bariátrica, pero incide en que una vez que una persona tiene esta enfermedad “va a librar una batalla contra ella toda su vida”.
Moya lamenta que, la mayoría de las personas, aunque sea de forma inconsciente, “siguen mirando por encima del hombro a la persona con obesidad”. Algo que achaca a la “falta de información y formación”, en primer lugar, por parte de los profesionales sanitarios. Frente a ello, reivindica la necesidad de “escuchar y comprender” a quien la padece, como factor indispensable para favorecer que se pongan en manos de profesionales sanitarios y mantengan la adherencia al tratamiento que necesiten.