Por Juan García
9 de abril de 2024El origen del término “juanete” se atribuye a la palabra griega utilizada para designar el nabo, fruto que se asemeja al efecto de hinchazón y enrojecimiento que provoca esta protuberancia. En España, un 20% de la población adulta tiene juanetes, una deformidad del primer dedo del pie que genera dolores por el contacto con el calzado y que puede conllevar la deformidad de los dedos que están alrededor de este. Es una condición que afecta principalmente a mujeres y se desarrolla a lo largo de la vida, siendo más común en personas mayores.
El doctor Juan Zaldúa, traumatólogo especialista en pie y tobillo de Policlínica Gipuzkoa, explica que, entre las múltiples causas que provocan la aparición de juanetes, “las principales pueden estar relacionadas con un componente genético y con la mecánica del pie y la relación que este tiene con el calzado”. Uno de los factores que pueden provocar su formación es el uso continuado de zapatos en punta, explica el doctor.
El tratamiento más habitual en la consulta suele ser el uso de calzados específicos o plantillas que se adapten a la forma del pie y alivien el dolor que es producido por el juanete. Eso sí, cuando los tratamientos no invasivos no logran resultados satisfactorios, la opción más adecuada es corregir la deformidad del juanete mediante una cirugía.
La cirugía tiene como objetivo corregir esa deformidad del primer dedo, realineándolo o poniéndolo en su sitio. “Si se trata de un juanete no muy grave, simplemente bastaría con la resección del hueso, que se puede hacer con cirugías percutáneas mínimamente invasivas y el paciente podría volver a su vida normal en dos o tres semanas”, explica el doctor Zaldúa.
Cuando se trata de un juanete más avanzado, el doctor explica que es necesario hacer algún corte en el hueso para corregir la forma del pie. “El paciente se va a ir caminando del quirófano, y el mismo día que se opera se va habitualmente a su casa”, indica el especialista de Policlínica Gipuzkoa. Durante unas cuatro semanas, el paciente ha de llevar un calzado específico, pero una vez pasado ese periodo podrá ir volviendo a hacer vida normal e, incluso, realizar actividad deportiva a los dos meses de la operación.