Por Luis del Val
30 de septiembre de 2022El hallux valgus es una protuberancia ósea, que se forma en la base del dedo gordo del pie, al que todo el mundo llamamos por el nombre vulgar de juanete. La protuberancia se forma porque el dedo gordo, debido a la presión, se inclina en exceso hacia el dedo vecino. ¿Y por qué lo hace? Porque la mayoría de los zapatos están diseñados como si el pie, en lugar de terminar con la base de un trapecio alargado, terminara en el vértice de un triángulo. No hay ningún vertebrado al que el pie, la pata o la garra le termine en un triángulo. Y tampoco el ser humano, sea hombre o mujer.
Que el mayor porcentaje de juanetes los sufran las mujeres, no se debe a la casualidad o a una maldición genética, sino que en los zapatos femeninos se exagera la terminación triangular, y la obligación de tratar a los dedos del pie como si fueran un racimo de juncos flexibles.
La obsesión por el martirio del pie femenino viene de antiguo. Durante siglos, en China, se vendaban los pies de las niñas, y se les decía que así conseguirían mejor partido, pero en realidad se debía a que, debido a que tenían los pies vendados permanecían sentadas y eso les obligaba a hacer labores sedentarias como el hilado. El tormento chino fue abolido hace tiempo, pero en Occidente se ha prorrogado con la estética del zapato de tacón en punta. Cuanto más puntiagudo es el zapato y más alto el tacón más posibilidades hay de que aparezcan los temibles juanetes. Parece que no hay leyes que obliguen a las mujeres a llevar zapatos de tacón. Es decir, que estaremos ante uno de esos fenómenos donde la moda y la estética se consideran más importante que la salud o, como decía mi tía Pascualina, “sarna con gusto no pica”. No picará, pero los juanetes duelen.