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60.000 trombectomías en 10 años en España: el tratamiento que transformó el abordaje del ictus

Durante este tiempo, el número de intervenciones frente a esta patología se ha multiplicado por cinco, siendo el estándar de referencia en los casos graves

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60.000 trombectomías en 10 años en España: el tratamiento que transformó el abordaje del ictus
Fuente: Europa Press

Por Medicina Responsable

29 de octubre de 2025

El tratamiento endovascular (trombectomía) del ictus isquémico marcó un antes y un después en el abordaje de esta patología, siendo a día de hoy el estándar de referencia frente a los casos más graves. Cuando se cumplen diez años de la llegada de esta técnica a España, el número de estos procedimientos, consistentes en extracción quirúrgica o mecánica de un coágulo de sangre (trombo) de un vaso sanguíneo para restaurar el flujo, han superado los 60.000, según las cifras que manejan la Sociedad del Grupo Español de Neurorradiología Intervencionista (GeNI) y la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM).

Los tratamientos frente al ictus se han quintuplicado en una década, pasando de las 2.000 intervenciones realizadas en 2015, a más de 9.000 del año 2024. El ictus es se ha convertido en la primera causa de discapacidad entre adultos, dejando más de 20.000 fallecimientos anuales. Además, más del 30% de los supervivientes vive con secuelas que les provocan algún grado de discapacidad o dependencia.  

En España se producen unos 90.000 nuevos casos de ictus al año y alrededor de 20.000 fallecimientos por esta enfermedad siendo, además, la primera causa de discapacidad entre adultos. Estos episodios son una auténtica amenaza de salud pública, pues las previsiones apuntan que uno de cada cuatro españoles sufrirá un ictus a lo largo de su vida.

Se trata del accidente cerebrovascular más frecuente y está provocado por la obstrucción brusca de una arteria cerebral, generalmente por un coágulo de sangre que interrumpe el flujo de sangre a una región del cerebro. Esta falta de riego puede causar daños neurológicos graves y requiere atención médica inmediata. La hipertensión arterial, la diabetes, dislipemia, la insuficiencia cardiaca, el tabaquismo o la edad avanzada son los factores de riesgo más prevalentes entre quienes lo padecen.

Cada segundo cuenta en el abordaje de esta urgencia, por lo que un adecuado tratamiento comienza con una buena detección. Un campo donde la radiología tiene mucho que aportar, permitiendo distinguir el ictus isquémico del hemorrágico, para guiar los tratamientos endovasculares y monitorizar la evolución tras el tratamiento. El avance en la neuroimagen con la tomografía computarizada (TAC) multidetector, angio-TC y TC de perfusión, se consigue un diagnóstico mucho más rápido y preciso, reduciendo tiempos de diagnóstico, lo que a su vez acorta el tiempo al tratamiento y mejora el pronóstico del paciente.

La trombectomía mecánica

La trombectomía mecánica se ha consolidado como el tratamiento estándar para las obstrucciones de gran vaso cerebral, que son las que provocan los ictus más graves, logrando mejoras significativas en la supervivencia y en el pronóstico neurológico.

El doctor Pedro Navia, presidente de GeNI explica que “el tratamiento endovascular del ictus (trombectomía mecánica cerebral) consiste en acceder al coágulo que obstruye la arteria cerebral con un catéter que se introduce por una arteria de una pierna o de un brazo; navegando a través de las arterias y guiados por rayos X (cateterización), se consigue llegar al coágulo y extraerlo mediante distintos sistemas. Este tratamiento se realiza en los ictus más graves, los que se producen por la oclusión de un gran vaso cerebral. Y cuando hablamos de gran vaso cerebral, hablamos de arterias de 2 o 3 mm de diámetro, de pared fina y muy delicadas, así que estamos hablando de un tratamiento muy complejo y que debe de realizarlo solo un especialista con una formación adecuada y experiencia”.

Además, el doctor Navia apunta que “el tratamiento actual se basa en la actuación multidisciplinar inmediata: tras el primer diagnóstico clínico y atención de emergencias extra, intrahospitalarias y neurología, se realiza el diagnostico de imagen por neurorradiología. A continuación, se inicia, si no hay contraindicación, el tratamiento con fármacos trombolíticos, seguido en los casos más graves de trombectomía mecánica para extraer el trombo por el equipo de neurorradiología Intervencionista con la asistencia de Anestesiología. En ocasiones es necesaria también la intervención de neurocirujanos y especialistas en medicina intensiva. Todo un gran equipo multidisciplinar en el que intervienen también enfermería especializada, técnicos de radiología, TCAE y celadores, todos perfectamente coordinados para disminuir en lo posible el tiempo al tratamiento y recanalizar lo antes posible la arteria obstruida. 
Finalizada la intervención, el paciente debe continuar control y tratamiento en la Unidad de Ictus o, en casos más severos, en las Unidades de Reanimación y Cuidados Intensivos”.

Para que el tratamiento sea lo más eficaz posible, es necesario que el paciente sea atendido cuanto antes tras el inicio de los síntomas; cuanto más tiempo pase desde este momento hasta la recanalización, menores son las posibilidades de recuperación y mayores las de secuelas.

“La neurorradiología intervencionista se encarga no solo del tratamiento del ictus isquémico agudo, sino también, desde hace más de 30 años, del resto de diagnósticos y tratamientos mínimamente invasivos del sistema nervioso central, la mayoría patologías graves como los aneurismas cerebrales o las malformaciones vasculares cerebrales y medulares”, subraya el doctor a este respecto.  

Desafíos pendientes

A pesar los avances logrados en la detección y abordaje del ictus, hay algunos retos que permanece, comenzando por garantizar un acceso equitativo en todo el territorio nacional a tratamientos especializados y precoces.  

Por otra parte, para conseguir ese tratamiento especializado se necesita una formación muy específica. “Los neurorradiólogos intervencionistas de nuestro país hemos incorporado la técnica desde el principio, aceptando nuestra responsabilidad con los pacientes, pero lo hemos hecho asumiendo una carga de trabajo en atención continuada enorme por la falta de especialistas respecto al aumento de la demanda de asistencia provocada por el tratamiento del ictus. Estamos formando a los nuevos compañeros, pero esta formación debe ser adecuada para mantener la excelencia en un trabajo tan especializado; el desarrollo de un área de capacitación especializada en neurorradiología intervencionista ayudaría a garantizar esta formación de una manera reglada, así como a la estabilización de las plantillas en los hospitales”, según el doctor Navia. 



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