Por Clara Arrabal
11 de abril de 2025A pesar de ser la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente después del Alzheimer, en la mayoría de los casos los pacientes de párkinson tienen que atravesar un largo camino hasta ser diagnosticados.
Las cifras son claras: según la Sociedad Española de Neurología, se tarda una media de entre uno y tres años en obtener una valoración precisa y se cree que hasta un 25% de estos tienen en realidad otra enfermedad. Además, el proceso neurodegenerativo se inicia décadas antes de la aparición de los primeros síntomas, por lo que el diagnóstico llega cuando ya han muerto miles de millones de neuronas.
Por ello, hoy, 11 de abril, con motivo del Día Mundial del Párkinson, en Medicina Responsable hablamos con un especialista para esclarecer las causas de esta demora en el diagnóstico. ¿Sería posible frenar la enfermedad si la valoración llegara antes? ¿Con qué herramientas contamos para conseguirlo?
Según el doctor Álvaro Sánchez Ferro, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la Sociedad Española de Neurología, uno de los grandes impedimentos para detectar rápidamente esta enfermedad son sus “diversas y no muy expresivas manifestaciones”.
Los síntomas del párkinson van desde la lentitud y la torpeza en la movilidad o los temblores y la rigidez en las fases avanzadas de la enfermedad, al estreñimiento, la depresión o las afectaciones en el olfato en los estadios iniciales. “Como los primeros síntomas se confunden, cuando lo detectamos ya somos conscientes de que entre un 50% y un 70% de las neuronas están afectadas; y a esto se une que pueden aparecer entre 5 y 15 años antes de que la enfermedad se muestre de manera inequívoca”, explica.
Otra de las causas es la errónea derivación a otras áreas médicas que no tratan el campo neuronal porque, como afirma el experto, “si te cuesta más ir al baño, no piensas que sea párkinson"; aunque reconoce que “tampoco hay que alarmarse porque ir menos al baño no significa que vayas a desarrollar esta enfermedad”.
“Y si te duele un brazo, acudes al traumatólogo ya que crees que es un problema articular. Pero en el caso del párkinson es más bien neuronal”, añade.
Álvaro Sánchez Ferro achaca la tardanza en el diagnóstico al difícil acceso a los servicios sanitarios: “Nuestro sistema de salud tiene aspectos mejorables y hay mucha demora en las primeras visitas. La acumulación de las citas en las especialistas y que estos quizá no sean los idóneos es lo que provoca tanto retraso”.
Pero el doctor Sánchez Ferro señala que no todo son malas noticias. “¡Somos bastante positivos!”, exclama, pues actualmente hay muchos estudios prometedores con diferentes líneas de investigación. “Es probable que en el corto o medio plazo podamos tener un fármaco que pueda impactar en la enfermedad y ralentizar su proceso. Con vistas al futuro, creemos que combinando estrategias podremos tener un impacto mayor gracias a la IA y otras tecnologías, además de los avances científicos”, finaliza.