Por Medicina Responsable
23 de junio de 2025El cerumen de los oídos podría ser un futuro sistema de detección del Parkinson, sencillo y económico, según un estudio de investigadores chinos que han desarrollado un sistema que detecta la enfermedad a partir del olor de la cera de este órgano mediante inteligencia artificial.
La intervención temprana para esta enfermedad neurológica degenerativa es fundamental para optimizar la atención, ya que la mayoría de los tratamientos sólo ralentizan su progresión, por lo que se requiere un diagnóstico precoz, pero las pruebas actuales, como las escalas de valoración clínica y las imágenes neuronales, pueden ser subjetivas y costosas.
Investigaciones previas han demostrado que los cambios en la cera, una sustancia aceitosa secretada por la piel, podrían ayudar a identificar a las personas con Parkinson. En concreto, el de las personas con la enfermedad puede tener un olor característico porque los compuestos orgánicos volátiles (COV) liberados por el cerumen se ven alterados por la progresión de la enfermedad, incluyendo la neurodegeneración, la inflamación sistémica y el estrés oxidativo.
Cuando el sebo de la piel se expone a factores ambientales como la contaminación atmosférica y la humedad, su composición puede alterarse, lo que lo convierte en un medio de prueba poco fiable. Sin embargo, la piel del interior del conducto auditivo externo se mantiene alejada de los elementos. Por ello, los investigadores Hao Dong, de la Facultad de Ingeniería de Automatización, Universidad de Aeronáutica y Astronáutica de Nanjing, y Danhua Zhu, Universidad de Zhejiang, y sus colegas quisieron centrar sus esfuerzos de detección del Parkinson en la cera de los oídos, que se compone principalmente de sebo y es fácil de muestrear.
Para identificar los posibles compuestos orgánicos relacionados con la enfermedad en la cera de los oídos, los investigadores hisoparon los conductos auditivos de 209 personas, 108 de los cuales habían sido diagnosticados con la enfermedad. Después, analizaron las secreciones recogidas.
Cuatro de los compuestos orgánicos que los investigadores encontraron en la cera del oído de personas con Parkinson eran significativamente diferentes de la de personas sin la enfermedad, por lo que llegaron a la conclusión de que estos son biomarcadores potenciales de la enfermedad.
Dong, Zhu y sus colegas entrenaron entonces un sistema olfativo de inteligencia artificial que categorizó con un 94% de precisión muestras de cerumen de personas con y sin Parkinson. Según los investigadores, este sistema podría utilizarse como herramienta de cribado de primera línea para la detección precoz y allanar el camino para una intervención médica temprana, mejorando así la atención al paciente. "Este método es un experimento a pequeña escala en un solo centro en China -señala Dong-. El siguiente paso es llevar a cabo más investigaciones en diferentes etapas de la enfermedad, en múltiples centros de investigación y entre múltiples grupos étnicos, con el fin de determinar si este método tiene un mayor valor de aplicación práctica".