Ceguera irreversible: el glaucoma

El glaucoma es la primera causa mundial de ceguera irreversible. Una vez desarrollado no tiene cura y, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que 64 millones de personas lo padecen en el mundo.

El glaucoma es un daño progresivo e irreversible en el nervio óptico debido, generalmente, al aumento de la tensión intraocular. Esta estructura es imprescindible ya que, a través de ella, las imágenes que capta la retina se trasmiten al cerebro para que las interprete y genere la visión.

De acuerdo con María Jesús Chaves, especialista en glaucoma del grupo Miranza, el aumento de presión se puede deber a varias causas. “Hay una serie de fluidos en el interior del ojo que se están regulando constantemente. Si tenemos algún tipo de obstrucción a la salida de ese fluido va a provocar que se acumule mayor cantidad de la que el ojo puede contener y aumente la presión”.

Se conoce como una enfermedad silenciosa, ya que muchos pacientes no son conscientes de que la padecen. Tiende a pasar inadvertida hasta que los daños ya son importantes y el campo visual se ha reducido en gran parte. Chaves indica que “el gran problema del glaucoma es que los pacientes no se dan cuenta porque no da síntomas más allá de la pérdida de visión que comienza siendo, en los casos habituales, desde fuera hacia dentro, es decir, se comienza perdiendo visión periférica”.

Existen algunos factores que aumentan el riesgo de sufrir glaucoma:

-       Ser mayor de 60 años.

-       Tener elevada la presión del ojo (por encima de 21 mmHg).

-       Antecedentes familiares.

-       Hipertensión arterial.

-       Diabetes.

-       Tener miopía.

Por ello, la oftalmóloga apunta que, aunque a partir de los 60 años el riesgo de padecer esta enfermedad es alto, en torno a los 40-50 años ya se recomienda realizarse revisiones “mediante técnicas sencillas como medir la presión ocular, que lo hacemos en un minuto en consulta, o verles el fondo del ojo. Con todo ello, muchas veces ya sabemos si son sospechosos de tener un glaucoma o no”.

El riesgo para los miopes
Las personas con miopía pueden tener entre dos y tres veces más probabilidad de padecer glaucoma. Según la doctora Chaves, “además de que estos pacientes tienen más riesgos que la población general, normalmente asocian nuevas lesiones a los problemas que ya tienen y eso hace que el diagnostico sea un poco más difícil y que la pérdida visual sea más rápida y acusada”.

Diagnosticar esta enfermedad es complicado, pero si se suma una patología de por medio como la miopía es aún más difícil. Al tratarse de un ojo ya afectado, la valoración se vuelve más compleja. Chaves indica que, “cuantas más patologías tengamos en el ojo, más difícil se hace el diagnostico. Es muy frecuente que un paciente con cataratas acuda a la consulta porque están perdiendo visión central y, cuando le hacemos las pruebas, detectamos que también tiene un glaucoma”.

A pesar de que en la actualidad el glaucoma no tiene cura, está siendo una de las patologías más investigadas. Esta labor se centra en nuevos tratamientos y dispositivos que ayuden a encontrar unas soluciones quirúrgicas duraderas y menos invasivas.  

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