Por Andrea Rivero
21 de septiembre de 2023El alzhéimer es una de las enfermedades que más miedo genera en quien la padece. Miedo a olvidar y miedo a depender de otras personas para cosas tan cotidianas como comer o ducharse. Esta enfermedad neurodegenerativa es responsable del 50-70% de los casos de demencia en todo el mundo y afecta a unos 50 millones de personas. La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que sólo en España ya hay más de 800.000 personas que la padecen y cada año se diagnostican 40.000 nuevos casos, de los cuales un 65% son en mujeres.
La prevalencia de esta enfermedad oscila entre un 5 y un 10% entre las personas de alrededor de 65 años, y se duplica cada cinco años hasta alcanzar una prevalencia de entre 25-50% en la población mayor de 85. Esto se debe a que la edad es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar esta patología. Por esa razón, y debido al envejecimiento de la población, su incidencia sigue en aumento, de hecho, en 2050 se estima que habrá más de 115 millones de personas que padezcan esta enfermedad en el mundo.
Aun así, la enfermedad de Alzheimer “no debe ser considerada como una parte normal del envejecimiento. Aunque es verdad que cumplir años puede traer consigo un ligero declinar de la memoria, cuando hablamos de esta enfermedad, estamos hablando de una enfermedad caracterizada por cambios anormales en el cerebro que causan daño y pérdida progresiva de células cerebrales”, explica la doctora Raquel Sánchez del Valle, coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN, que además añade que, “estos cambios, con el tiempo, conducirán a un deterioro cognitivo con una pérdida significativa de la memoria y otras funciones cerebrales, alterando la capacidad funcional y produciendo discapacidad y dependencia”.
Aunque la enfermedad de Alzheimer es la segunda causa de consulta en los servicios de neurología, se trata de una enfermedad infradiagnosticada, a pesar de que existen métodos aprobados para conseguir un diagnóstico precoz de esta patología. El problema, según los expertos, es su desigual distribución en el territorio español. Se estima que en España, más del 50% de los casos que son leves están aún sin diagnosticar y que, en la Unión Europea, la media global de tiempo entre que se notan los primeros problemas y se hace el diagnóstico puede ser de hasta a 2,1 años.
La doctora Sánchez del Valle asegura que “detectar la enfermedad precozmente permite una mejor planificación de los cuidados y una mejor calidad de vida para los pacientes. Ya que, aunque se trata de una enfermedad para la que no hay cura, los tratamientos disponibles actualmente tienen un impacto positivo en los síntomas de los pacientes. El diagnóstico en fases en las que la persona es todavía competente le permite, por otro lado, tomar sus propias decisiones en la planificación de cuidados”.
Actualmente, en todo el mundo se está investigando en más de 100 nuevos compuestos. Además, en los últimos meses, se han publicado los resultados de dos anticuerpos que han mostrado resultados positivos a la hora de frenar la progresión de la enfermedad en sus fases iniciales. “La comunidad científica cada vez está más centrada en tratar de atajar la enfermedad desde sus etapas más tempranas. La buena noticia es que después de 20 años sin novedades farmacológicas en este campo, por fin están publicándose resultados positivos”, destaca la neuróloga. “Aunque probablemente estos no sean los fármacos definitivos, y sólo una minoría de los pacientes actuales puedan beneficiarse de su efecto, sí están abriendo una puerta a nuevas generaciones de fármacos más eficaces, seguros y fáciles de administrar que, esperamos, consigan cambiar el panorama de la enfermedad”, concluye Sánchez del Valle.