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Uno de cada cinco adultos españoles padece ojo seco, pero solo un tercio de ellos lo sabe

Así lo revela el Estudio de Prevalencia de la Enfermedad de Ojo Seco en España, que destaca el reto del infradiagnóstico de esta patología

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Uno de cada cinco adultos españoles padece ojo seco, pero solo un tercio de ellos lo sabe
María Beatriz Greaves, Medical Advisor de Théa; José Manuel Benítez del Castillo, coordinador del estudio PrevEOS

Por Medicina Responsable

17 de febrero de 2025

Enrojecimiento, irritación, fatiga visual, sensibilidad a la luz o incluso alteraciones visuales en los casos más graves son algunos de los síntomas principales que caracterizan la enfermedad de ojo seco. La sobreexposición a las pantallas junto con otras enfermedades como la diabetes son los principales factores de riesgo que favorecen la aparición de esta enfermedad. Se trata de una patología con una importante tasa de infradiagnóstico, como revelan los datos del estudio PrevEOS (Prevalencia de la enfermedad del ojo seco en España: una encuesta de base poblacional), que apuntan a que su incidencia entre los adultos se sitúa en torno al 20%, mientras que solo un tercio de ellos lo tiene correctamente diagnosticado.

El ojo seco es un mal moderno, favorecido por el estilo de vida actual y que, sin embargo, a juicio del catedrático de Oftalmología y doctor en el Hospital Clínico San Carlos, José Manuel Benítez del Castillo, no recibe una atención social y sanitaria adecuada. El oftalmólogo apunta que el impacto que tiene esta enfermedad sobre la calidad de vida es comparable al de “un paciente que sufre una agina de pecho”. Sin embargo, lamenta que los pacientes frecuentemente son “incomprendidos” por los propios médicos, al tiempo que no recibe la necesaria consideración por parte de las autoridades sanitarias. 

Para el doctor, esta encuesta aporta valiosa información para los profesionales sanitarios, pero también para la propia población, “que muchas veces no es consciente de la patología ni de que puede ser abordada con un enfoque terapéutico adecuado”.

Según la encuesta, la prevalencia de ojo seco en España varía entre un 16,6% y un 22,5%, en función de los criterios diagnósticos que se apliquen, pudiendo incrementar hasta el 33% si se añaden ciertos síntomas. Lo que también confirman los datos es una mayor prevalencia en mujeres. La mayor prevalencia en mujeres puede tener su origen, según explica Benítez del Castillo, “en razones hormonales, con trabajos específicos que refieren prevalencia de hasta el 68% en mujeres postmenopáusicas. No obstante, prosigue, “se descarta la relación de la EOS con la terapia hormonal sustitutiva, pero sí que se ha evidenciado en otros estudios una asociación directa con el uso de cosméticos, cuyos compuestos pueden producir ojo seco per se”.

El estudio también pone de manifiesto las tasas de infradiangóstico de esta patología, encontrando que solo a un 12% de los encuestados se le había detectado. Algo especialmente llamativo entre los jóvenes de 18 a 30, ya que, aun registrando una incidencia mayor (30%) que la general, la tasa de detección era aún menor: solo un 5,7% había recibido diagnóstico.

Para el doctor, esto resalta la necesidad de mejorar el abordaje y la concienciación sobre esta enfermedad “con una mayor y más eficaz prevención, diagnóstico y tratamiento de ésta, más aún en los jóvenes”, apunta. 

El estudio detecta, entre otros, cuatro factores de riesgo principales implicados en la aparición de ojo seco: la diabetes, la cirugía ocular, el tratamiento del glaucoma y la blefaritis han sido reportados como más frecuentes entre los individuos que refieren estar diagnosticados de ojo seco.

La relación con la diabetes se explica por la “polineuropatía periférica que puede afectar a la córnea, con alteración de ésta y menor inervación, lo que determina una menor sensibilidad y, con ello, una menor producción de lágrimas”, ilustra Benítez del Castillo. Respecto a la medicación del glaucoma, “muchos de los fármacos que se emplean habitualmente para tratar esta enfermedad cuentan con principios activos que pueden secar el ojo, y más aún si incorporan conservantes (como el cloruro de benzalconio), lo que determina una mayor tasa de ojo seco en pacientes tratados durante años de su glaucoma que en otros sin glaucoma de la misma edad”. A ello se une una peor evolución y tratamiento del glaucoma en presencia de ojo seco, “ya que el paciente muestra una menor adhesión y cumplimiento terapéuticos al ser la propia instilación de las gotas muy molesta por razón de su sequedad ocular”. 



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