Por Gema Puerto
17 de enero de 2023El exceso de hierro puede dañar el correcto funcionamiento de las mitocondrias, las fábricas energéticas de las células, participando en la aparición del lupus eritematoso sistémico (LES). Una enfermedad que se produce cuando el sistema inmune ataca de forma incontrolada los tejidos sanos del propio organismo causando inflamación.
El lupus es una enfermedad multisistémica que afecta a la piel, a las articulaciones, al cerebro, a los pulmones, a los riñones y a los vasos sanguíneos, entre otros órganos. Según la Lupus Foundation of America en estos momentos hay alrededor de 1,5 millones de estadounidenses y 5 millones de personas afectadas en todo el mundo por esta enfermedad.
Un equipo de investigadores del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, en Estados Unidos, ha descubierto, en un modelo experimental con ratones, que el bloqueo de un receptor celular que participa en la captación de hierro interfiere en la génesis de la enfermedad. Este estudio, publicado en la revista Science Inmunology, analizó de forma específica el papel que desempeñan en este proceso las células T. Esta estirpe celular se forma en la médula ósea a partir de células madre, y entre sus funciones se encuentra ayudar a combatir las infecciones y a combatir el cáncer, además de jugar un papel destacado en la regulación de la inflamación tisular del lupus.
Los tratamientos que disponemos en este momento para combatir el lupus tienen como objetivo controlar los síntomas, reducir el ataque del sistema inmune y proteger los órganos dañados. Sin embargo, “ha sido un verdadero desafío idear nuevas terapias para el lupus”, explica Jeffrey Rathmell, profesor de Patología, Microbiología e Inmunología y presidente Cornelius Vanderbilt en Inmunobiología. “La población de pacientes y la enfermedad son heterogéneas, lo que dificulta el diseño y la realización de ensayos clínicos”, añade.
La estudiante postdoctoral Kelsey Voss comenzó a estudiar el metabolismo de las células T en el lupus y descubrió que el hierro parecía ser un denominador común en muchos de los problemas de las células T, incluso en pacientes que estaban anémicos. Para explorar el metabolismo del hierro de las células T en pacientes con lupus, Voss y Rathmell utilizaron una pantalla de edición del genoma CRISPR, con él consiguieron evaluar los genes encargados de regular el manejo del hierro en las células T. Gracias a ello consiguieron identificar que el receptor de transferrina se expresaba más en las células T de ratones propensos a LES y en las células T de pacientes con LES, lo que provocaba que las células acumularan demasiado hierro.
“Fue realmente sorprendente y emocionante encontrar diferentes efectos del receptor de transferrina en diferentes tipos de células T”, explica Voss. “Si está tratando de atacar una enfermedad autoinmune afectando la función de las células T, desea inhibir las células T inflamatorias, pero no dañar las células T reguladoras. Eso es exactamente lo que se consiguió al apuntar al receptor de transferrina”.
En las células T de pacientes con lupus, la expresión del receptor de transferrina se correlacionó con la gravedad de la enfermedad y el bloqueo del receptor in vitro mejoró la producción de IL-10, una sustancia que desempeña un pale destacado en el lupus.
Los investigadores están interesados en desarrollar anticuerpos dirigidos específicamente contra el receptor de la transferrina de las células T, con lo que se conseguiría evitar efectos indeseables, puesto que este ceceptor también interviene en la absorción de hierro en muchos otros tipos celulares. También están interesados en estudiar los detalles de por qué el bloqueo del receptor de transferrina mejora la actividad de las células T reguladoras.