35.000 personas mueren cada año en Europa por infecciones resistentes a los antibióticos

La resistencia a los antimicrobianos (RAM) ocurre cuando las bacterias, virus, hongos y parásitos ya no responden a los agentes antimicrobianos, como pueden ser los antibióticos. Como resultado de esta resistencia a los medicamentos, los antibióticos y otros agentes antimicrobianos se vuelven ineficaces y las infecciones difíciles o imposibles de tratar, lo que aumenta el riesgo de propagación de enfermedades, enfermedades graves y muerte.

En los últimos años, organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) han dado la voz de alarma ante una situación que provoca 5 millones muertes al año en el mundo. De hecho, según el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC),  más de 35.000 personas mueren anualmente por infecciones resistentes a los antibióticos en la Unión Europea (UE), Islandia y Noruega.

El consumo total de antibióticos en humanos ha disminuido un 2,5% entre 2019 y 2022, lo que indica un lento progreso hacia el objetivo europeo de reducción del 20% para 2030. Sin embargo, después de reducciones sin precedentes en 2020 y 2021, el consumo repuntó en 2022. Esto podría indicar que los patrones de los virus respiratorios invernales, los contactos sociales, los hábitos de higiene y las prácticas de prescripción de antibióticos pueden ser ahora similares a lo que eran antes de la pandemia de Covid- 19.

Durante la Semana Mundial de Concienciación sobre la RAM, cuyo lema es “prevenir juntos la resistencia a los antimicrobianos”, y que se celebra todos los años del 18 al 24 de noviembre, se pretende crear conciencia y comprensión sobre esta situacióny promover mejores prácticas entre las partes interesadas. En un esfuerzo concertado para hacer frente a este creciente problema de salud pública, el 13 de junio de 2023 se adoptó la Recomendación del Consejo sobre la intensificación de las acciones de la UE para combatir la resistencia a los antimicrobianos en el marco del enfoque "Una sola salud" (One Health), que incluía cinco objetivos que debían alcanzarse para 2030, partiendo de una base de referencia de 2019. Estos objetivos abarcan la reducción del consumo global de antibióticos, las preferencias por grupos específicos de antibióticos y la mitigación de las infecciones del torrente sanguíneo, causadas por patógenos, que suelen ser resistentes a varios antibióticos al mismo tiempo.

El ECDC hace hincapié en la necesidad de intervenciones y acciones más enérgicas para hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos en diferentes áreas, como el uso prudente de antibióticos, la prevención y el control de infecciones, la investigación y la innovación, la vigilancia de la resistencia a los antimicrobianos y el consumo de antimicrobianos, y la implementación de planes de acción nacionales de “Una sola salud”. Para el organismo europeo, “alcanzar las metas de 2030 es una responsabilidad urgente y colectiva”.

Andrea Ammon, directora del ECDC, ha declarado que, "aunque se ha avanzado lentamente en algunos ámbitos, los datos recientes sugieren que la resistencia a los antimicrobianos sigue siendo un reto importante en la UE. Es imperativo aumentar los esfuerzos para reducir el uso innecesario de antibióticos y mejorar las prácticas de prevención y control de infecciones para cumplir con los objetivos de 2030, ya que la resistencia a los antimicrobianos es una amenaza para los seres humanos, los animales, las plantas y el medio ambiente”, concluye.

 

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