Por Juan García
14 de marzo de 2025Hace exactamente cinco años que se detuvo el país a ritmo forzado por la mayor crisis sanitaria del último siglo. Los hospitales comenzaban a llenarse de pacientes con una enfermedad que se propagaba con rapidez, pero que aún no éramos capaces de entender del todo cómo atacaba y, sobre todo, cómo podíamos defendernos de ella: la Covid-19. A los pocos días de que el Gobierno decretara el confinamiento de toda la población, surgió la idea de crear un hospital auxiliar para hacer frente a la saturación que experimentaban los hospitales en Madrid. El lugar escogido fue IFEMA y uno de los retos mayúsculos para convertirlo en un hospital operativo fue la instalación de un sistema de provisión de gases médicos para los pacientes.
Al mismo tiempo, otros centros por todo el país requirieron adaptar su infraestructura de suministro de gases médicos para hacer frente a la demanda de oxígeno que suponía la llegada de pacientes Covid, multiplicando por cinco el volumen normal de demanda.
En los 42 días que estuvo en funcionamiento este hospital, más de 4.000 pacientes pasaron por las 1.300 camas que había habilitadas y entre dos empresas competidoras unieron fuerzas para proveer de oxígeno y otros gases médicos a todos los pacientes. La infraestructura se montó en solo una semana, una hazaña que el por aquel entonces director de Carburos Médica, Javier Godoy, y el director de acceso al mercado de AirLiquide, Julio de la Rosa, repasan para Medicina Responsable.
Cuando se puso en marcha el Hospital Covid-19 de IFEMA (20 de marzo) “ya llevábamos unas semanas en instalaciones dentro de los hospitales aumentando el suministro de oxígeno cuando empezó el confinamiento”, relata Godoy. “IFEMA fue un poco el ejemplo, pero medicalizamos otros sitios para evitar el colapso de otros hospitales”, explica De la Rosa a este respecto. Para atender este aumento de la demanda, es importan reseñar que todas las divisiones de ambas compañías se volcaron en producir equipamiento para gases médicos.
La Paz, el Gregorio Marañón, Bellvitge o el Clínic de Barcelona fueron algunos de los centros en los que trabajó Carburos Médica, que se suman al 12 de Octubre y el Puerta de Hierro donde realizó instalaciones AirLiquide, junto con otros hospitales en pabellones y polideportivos en Valladolid, Vic y Málaga.
De la Rosa explica que en las instalaciones tuvieron que habilitar “pasillos, comedores y aulas de formación” para atender a pacientes ante el desbordamiento que había en muchos centros. Fue una labor conjunta con los ingenieros de los propios hospitales para que los pacientes pudieran disponer de gases y oxígeno en esos espacios. En este sentido, IFEMA ofrecía la ventaja práctica de que no había pacientes que dificultaran la logística de la instalación: “La ventaja era partir de cero, la soldadura iba por debajo y no había contacto con los pacientes”, apunta De la Rosa.
Fue Juan José Pérez, nombrado director de operaciones para montar el hospital de IFEMA, quien contactó a ambos directivos para hacer la instalación de la infraestructura de gases médicos. En un primer momento, pensaron que era inviable cumplir con los plazos que pedían, pero se pusieron manos a la obra y en menos de 48 horas pudieron llegar los primeros pacientes. El montaje a contrarreloj implicó a bomberos, militares de la UME, sanitarios de urgencias del SAMUR y el SUMA, junto a fontaneros e instaladores reclutados por las dos compañías. Muchos de ellos, sin cobrar si quiera.
Para la primera remesa de enfermos, la solución provisional que adoptaron fue poner botellas de oxígeno. “A las 12 de la mañana del domingo se dio servicio con botellas a más de 500 camas, pero montarlo no es tan fácil”, recuerda Godoy.
Pero las botellas de oxígeno no eran la solución definitiva, y la instalación de conductos por todo el recinto de IFEMA para llevar los gases médicos requirió de unos 20 kilómetros de tubería que iban soterrados a través de canalizaciones por el suelo. Durante la semana que duró esa instalación, se abrió un nuevo pabellón cada día para atender a más pacientes durante cinco días. “Hicimos ingeniería de guerra”, ilustra de la Rosa, a la par que reconoce el enorme “estrés” que generaba la situación: “Había que meter pacientes que estaban en las puertas de los hospitales”.
De ese primer momento, De la Rosa subraya el compromiso y la solidaridad de todos los profesionales que intervinieron. “Llegamos a tener más de 200 instaladores montando, pero si llegamos a necesitar 2.000 los habríamos encontrado”, explica el director de acceso al mercado de AirLiquide. Entre ellos, Juan José Pérez destaca la importante presencia de inmigrantes procedentes de Latinoamérica y Marruecos.
“Nuestras compañeras del departamento de compras trabajaban 20 horas al día para buscar materiales en todas las partes del mundo”, destaca Godoy. La dedicación absoluta es algo que ambos directivos destacan tanto del personal de sus compañías como de todos los profesionales involucrados, con muchos trabajadores que apenas durmieron esos días.
Todo ello en un momento de incertidumbre sobre las consecuencias de la enfermedad y con los casos y los fallecimientos aumentando día a día. “Había miedo, pero nadie se echó atrás. Estábamos en primera línea, fuimos una parte más del sistema sanitario”, señala De la Rosa.
Lo más duro para ellos fue ver el fallecimiento de pacientes (16 en todo el tiempo que estuvo el hospital en marcha), así como la falta de equipos de protección individual (EPIS): “Hasta que no aparecieron los EPIS íbamos igual que los sanitarios, con bolsas de basura o lo que hubiera”.
La “comunión” entre todas las personas que hicieron posible la puesta en marcha de IFEMA y el espíritu de solidaridad que reinaba dejó importantes lecciones a juicio de Godoy: “La eficacia de la colaboración público-privada y la necesidad de agilizar procesos” para remar todos en la misma dirección y sacar adelante una situación crítica a nivel sanitario. Para De la Rosa la mejor sensación que se llevó de esos días fue saber que “estuvimos a la altura, arrimamos el hombro. Fue un orgullo por la satisfacción del deber cumplido”.