Rafael Micó (Semergen): “Para fidelizar a los médicos de familia la administración debe invertir”

Laura acudió ayer a su médico de familia porque llevaba varios días encontrándose mal con mocos, dolor de cabeza y garganta. Aunque parecía un proceso vírico, estaba muy mareada y quería que la viera su doctora, que siempre acierta con lo que tiene. Pero al llegar a su centro de salud, descubrió que ya no está su médico, una situación que le produjo incertidumbre y enfado ya que tendría que contarle al nuevo doctor todos sus problemas. Está en el historial, sí, pero a Laura le daba mucha confianza que su médico la conociera, la escuchara y la comprendiera.

Esto es algo que sucede a diario en nuestro país, a pesar de que hay evidencias científicas que apuntan a que la mortalidad podía reducirse hasta un 8% si un paciente mantiene el mismo médico de familia durante dos años, y hasta un 25 o un 30% si este periodo llega a 15 años.

Esta no fidelización de los profesionales sanitarios ocurre muy frecuentemente en medicina de familia, “donde los estudiantes, por ejemplo, van rotando de centro en centro, sobre todo en la zona rural, con lo que no se establecen en ningún sitio. Sobre todo, esto ocurre porque no se les ofrece unas condiciones laborales favorables. Por ejemplo, en otros países les ofrecen mejores condiciones no solo monetarias, sino a nivel de formación e investigación, por lo que se van fuera”, denuncia Rafael Micó, médico de familia rural y vicepresidente de Semergen, la Sociedad Española de Médicos de Familia. Para el doctor, es clave hacer llegar a los pacientes y a la administración este mensaje, el de mantener a los mismos médicos con el mismo cupo de pacientes.

Para fidelizar a los médicos de familia, apunta el vicepresidente de Semergen, “es necesaria una inversión por parte de la administración para mejorar las condiciones laborales de los profesionales. No solo monetarias, sino en cuanto a investigación, formación y conciliación con su vida familiar”. Sobre todo, en zonas de difícil cobertura, como las rurales. Es importante para el paciente y para el médico tener un cupo fijo de pacientes, porque si conoces a tu paciente “no necesitas ni un estudio genético, porque sabes bien lo que le pasó al padre y a la madre, sus hábitos, su forma de vida”. En definitiva, “sabes de qué pie cojea en cuanto le ves entrar por la puerta de la consulta”. Y a veces, explica Micó, “no necesitan medicación, sino solo que les escuches”.

El componente emocional también es clave para los médicos de familia y eso se consigue con el tiempo. “El trato personal con el paciente, el conocerle como persona es fundamental para que un tratamiento funcione o para que se cure”, comenta Micó. Cuando un paciente está muy enfermo o fallece, el médico lo siente realmente, “porque no es un número, es una persona que forma y ha formado parte de tu vida”.

 

 

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