Por Lucía de Mingo
21 de octubre de 2022“Realmente el salario es precario, sobre todo cuando contabilizas todas las horas que trabajas y lo que al final te pagan por ellas. Acabas siendo especialista cerca de los 30 años con un sueldo bastante limitado. Si a eso le sumas la extensión de la carrera universitaria, el gran coste de la realización de esta, tanto en esfuerzo personal como en coste económico, y el hecho de que, además, ganas menos que muchos profesionales que ni siquiera han cursado estudios superiores, no sólo te queda la sensación de que podrías ganar más, sino de que estás siendo tratado de forma injusta”. Este es el testimonio de una residente de segundo año de un hospital de Madrid que ha preferido mantener el anonimato porque no quiere sentirse señalada.
¿Quién no ha llegado alguna vez a una consulta médica y se ha encontrado con un joven que acompaña a su médico habitual? Fonendo al cuello y una predisposición total de absorber como esponja todo el conocimiento posible a pie de campo. Este joven, al que aún le brillan los ojos cada vez que diagnostica, trata u opera también es médico. En la actualidad, en España se forman más de 32.000 médicos residentes en los hospitales de nuestro país. Todos los informativos hablan de ellos cuando se enfrentan al temido examen MIR, pero ¿qué responsabilidades tienen? Y, algo no menos importante ¿cuánto cobra?
Un MIR es un Médico Interno Residente que se forma y va asumiendo progresivamente responsabilidades, recogidas en el RD 183/2008, en la especialidad que haya elegido. Según afirma Sheila Justo, vicepresidenta de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS), “la asunción de responsabilidades ha de ser progresiva, pero la realidad de los hospitales es que suplen las deficiencias de plantillas, asumiendo mayores responsabilidades que las que deberían. Por eso se autodefinen: mano de obra barata”.
De media, un residente cobra en España en el primer año 1.283€ brutos, este valor asciende hasta los 1.751€ en el quinto año. Con las retenciones estas cifras se reducen a 1.079€ y 1.387€ netos mensuales, respectivamente.
Estas retribuciones mensuales varían en función de la comunidad autónoma. Las máximas corresponden a Canarias, desde los 1.421€ al mes brutos en el residente de primer año hasta los 1.891€ al mes brutos en los MIR de quinto año, mientras que las mínimas oscilan entre los 1.232€ de Navarra o Galicia y los 1.696€ de Cantabria. A este salario base hay que añadirle, además, las guardias, las pagas extras o los complementos de grado. “El residente se convierte, desde su entrada en el hospital, en mano de obra barata, siendo sometido a una alta presión física, psicológica y académica, con un sueldo-beca que ridiculiza toda la labor que ejerce”, relata Susana Pardo, presidenta del Comité de Empresa del personal laboral en formación y laborales transferidos de la Comunidad de Madrid y MIR del Gregorio Marañón.
Dada la escasez de personal y la masificación de la asistencia sanitaria, los MIR tienen una carga excesiva de trabajo provocando “la disminución de su juicio clínico y repercutiendo en la calidad de atención a los pacientes y en su propia seguridad, por los errores que pueden generarse por el agravante de ser personal con poca experiencia clínica”, relata la doctora Pardo.
Nuestra residente anónima afirma que trabajan más de lo que deberían, más si se considera el límite establecido en el estatuto de los trabajadores. “Normalmente realizamos entre 5 y 6 guardias al mes de 24h de trabajo ininterrumpido y que no son opcionales. Esto se traduce en trabajar entre 48 y 71 horas semanales”, señala. La jornada máxima descrita en el artículo 48.2 del estatuto marco son 48 horas semanales en promedio de 6 meses, sumando jornada ordinaria y complementaria. “Estamos por encima de los máximos de jornada establecida”.
A este desolador panorama hay que añadirle las continuas vulneraciones de los derechos básicos del personal residente, indica la doctora Pardo. Esto es debido al desconocimiento del personal de sus propios derechos y a la interpretación ambigua que se puede extraer de muchos puntos importantes de los reales decretos referidos.
De media la hora de guardia se paga a 13,32€ el día laborable, 14,76€ el festivo y 23,46 el día especial, en el primer año de residencia. El precio de estas va incrementándose conforme van pasando los años, llegando a 19,56€, 21.41€ y 34,14€, respectivamente, en el cuarto o quinto año de residencia.
“Los residentes son usados por parte del sistema sanitario como comodín a fin de suplir las necesidades estructurales del centro. Esto se hace más evidente en las guardias, en las cuales en una gran parte de los casos el residente se encuentra solo, con limitada o nula supervisión de un médico especialista adjunto o únicamente con la de otro residente mayor, siendo obligado de esta manera a atender a pacientes y a realizar actividades asistenciales para las que no se encuentra preparado ni suficientemente formado”, señala la doctora Pardo.
En las guardias, las diferencias por comunidades en día laborable también son significativas. Extremadura, Ceuta y Melilla, Galicia, Canarias o Madrid son las comunidades autónomas que menos pagan la hora de guardia. En la otra cara de la moneda se encuentran Castilla La Mancha y Navarra.
La doctora Pardo señala que la mayoría de los residentes se ven abocados a complementar sus sueldos con la acumulación de extensas, exhaustivas y continuas horas de guardia de 17 y 24h, siendo estas “el único flotador que sustenta sus nóminas y que les ofrece una salida económica realista, suponiendo normalmente más de la mitad de su salario”.
El 24 y 25 de diciembre y 1 y 6 de enero son los días especiales que se retribuyen hasta por el doble de su cuantía en prácticamente todas las comunidades. En este caso, el valor máximo de la hora es la de los MIR navarros de cuarto o quinto año, de 47,80€/h. Ya ni hablamos de los 13,48€/h que cobran los residentes de primer año de Extremadura por cubrir cualquiera de estos días considerados “especiales”. Esto implica que las dos horas o tres que tardan en hacerte unas mechas en cualquier peluquería se pagan mejor que trabajar una hora el día de nochebuena en un hospital español siendo MIR.
Contando los suplementos, los MIR ganan anualmente de media en nuestro país de 31.103€, los de primer año, a 43.833€, los de quinto año. Aunque se estén formando en su especialidad, son médicos y tratan a los pacientes.
Las comunidades autónomas que mejor remuneran, anualmente, a los médicos residentes son Castilla La Mancha, Navarra y País Vasco. A la cola se sitúan Asturias, Extremadura y La Rioja. Las diferencias son sorprendentes. Si comparamos un residente de primer año de Extremadura con uno de La Rioja, hay una diferencia de casi 6.000 euros brutos al año, en concreto de 5.630€. Extrapolándolo al quinto año, esta diferencia es aún más notable, llegando casi a los 8.000€ anuales.
Estas diferencias hacen que las comunidades autónomas estén en una constante “caza de médicos”. Su mayor reclamo son las condiciones laborales, a pesar de que en todo el territorio nacional hay un déficit de profesionales sanitarios sí que hay una fuga de batas hacia aquellas comunidades que retribuyen mejor.
“Yo me quiero ir de España”, señala Pardo. Este es el pensamiento que sobrevuela sobre los residentes de nuestro país. “Si no escuchan a los médicos, el futuro de la profesión médica estará fuera de nuestras fronteras”, hace hincapié la doctora Justo, que vela por los intereses de los MIR en Madrid. Además, recalca que los políticos tienen que escuchar a los médicos porque llevan años avisando de que la situación estaba empeorando mucho en relación con las condiciones laborales. “Cada día es más frecuente escuchar que faltan médicos y aun así se siguen haciendo verdaderas barbaridades con el personal”, concluye Justo.
Los médicos MIR que se están formando deben sentirse valorados desde el primer minuto en el que entran en un centro de salud u hospital. Son los que nos diagnostican, operan y, lo más importante, son los que nos curarán. Tanto la salud de un país como el futuro de la profesión médica están en sus manos.