Por Juan García
26 de septiembre de 2025Las imágenes del horror procedentes de Gaza no cesan de llegar tras dos años desde la última escalada de un conflicto arrastrado desde hace décadas. Las decenas de miles de muertes y la destrucción material de infraestructuras, incluyendo ataques contra centros sanitarios y sus profesionales, dan una dimensión sobre el impacto de los ataques sobre la población civil gazatí que, sin embargo, resultan difíciles de cuantificar con precisión. Con el fin de esclarecer y documentar estos daños humanos, un equipo internacional ha recopilado los testimonios de 78 sanitarios en primera línea del conflicto en un estudio que publica la revista BMJ.
Quemaduras, lesiones de diversa índole, amputaciones y heridas por arma de fuego se encuentran entre las manifestaciones más comunes encontradas por estos profesionales. El estudio apunta que las lesiones traumáticas más comunes fueron quemaduras, seguidas de lesiones en las extremidades inferiores y superiores. Los daños por explosión representaron la mayor parte de los traumatismos relacionados con armas, que afectaron en especial a la cabeza, mientras que las lesiones por arma de fuego se localizaron, sobre todo, en las extremidades inferiores.
En declaraciones recogidas por el SMC, el epidemiólogo e investigador en la Fundación para el fomento de la investigación sanitaria y biomédica de la Comunidad Valenciana, Salvador Peiró, subraya la “gran rigurosidad” de la metodología empleada ante la dificultad para recabar información “tanto por el bloqueo israelí como por la destrucción de los sistemas de información sanitarios y los historiales clínicos”. En base a ello, el artículo científico ahonda en los patrones lesionales de las víctimas del conflicto.
Con más 23.000 lesiones traumáticas, casi 7.000 directamente vinculadas a armas, el estudio arroja luz sobre el impacto de estos ataques, aunque Peiró considera que son cifras “infraestimadas”, en tanto que solo recopila las aportaciones de “sanitarios internacionales que han abandonado recientemente la zona de conflicto y contabiliza solo los casos que sobrevivieron lo suficiente para llegar al hospital”. Aun así, estos datos muestran un “predominio de politraumatismos, quemaduras profundas, lesiones craneales y amputaciones”.
Esta recogida de testimonios puede resultar especialmente útil en dos aspectos: la aportación de pruebas para investigar responsabilidades penales de las autoridades y el ejército israelí, así como la descripción de los cuadros clínicos para planificar el envío de ayuda humanitaria en base a las necesidades médicas.
La gravedad de estos ataques contra la población civil en este territorio palestino por parte del ejército israelí muestra lo que la comisión internacional independiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU) califica como un genocidio. Las evidencias recopiladas en este estudio, según resalta el doctor e investigador del Instituto de Investigación Sanitaria de Asturias, Pedro Arcos, puede ayudar en la elaboración de informes de organismos internacionales sobre violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra.
Además de las heridas de guerra, el doctor destaca que el informe recoge otros problemas de salud como “malnutrición, sepsis, enfermedades crónicas y trauma psicológico, ofreciendo una visión integral de la crisis sanitaria”.
El médico y catedrático de Salud Pública de la Universidad de Huelva, el doctor Juan Alguacil, pone el foco en la situación de los profesionales sanitarios en la zona: “El ejército de Israel parece haber considerado al propio sistema de salud como un objetivo recurrente en Gaza, en base a los cientos de ataques documentados contra instalaciones sanitarias, ambulancias y personal”. Esto es algo que, además de haber destruido registros impresos y digitales que podrían servir como pruebas, ha menguado “drásticamente la capacidad de atención clínica de Gaza”.
La vulnerabilidad de la asistencia sanitaria es un aspecto contra el que ya han clamado diversos agentes nacionales e internacionales, incluyendo la Organización Médica Colegial (OMC), que suscribió un manifiesto para denunciar la violación de los derechos humanos en Gaza y exigir el fin inmediato del conflicto armado, así como la apertura de corredores humanitarios y la protección de los profesionales sanitarios en el terreno.