Por Gema Puerto
12 de abril de 2023"Hostigada y sin entender catalán". Así ha comentado la enfermera Begoña Suárez que se enfrentó al interrogatorio, realizado íntegramente en catalán al que le sometió la Generalitat, a pesar de que no hablaba esta lengua. ¿La razón? La enfermera gaditana se atrevió a denunciar por Tik-Tok tener que saber catalán para presentarse a unas oposiciones de enfermera en Cataluña. A través de dicha red social, Begoña utilizó las palabras “putas oposiciones” y “puto C1” para referirse a las pruebas que tenía que realizar, unas declaraciones que han sido duramente criticadas por algunas personas de gobierno de la región. De hecho, el consejero catalán de Salud, Manel Balcells, aseguró que era “intolerable” que una servidora pública hiciera declaraciones de este tipo y le abrió un expediente.
Begoña Suárez tuvo que ser asistida por su abogada para comprender las preguntas que le trasladaron el pasado 28 de marzo, cuando fue citada a declarar en el marco de la investigación que el Govern ordenó abrir contra ella tras difundirse el vídeo.
La Generalitat está tratando el asunto como una "información reservada" y ha encomendado las pesquisas a un instructor propio, procedente del Instituto Catalán de la Salud (ICS), en lugar de permitir que el propio Hospital del Vall d'Hebron, en el que trabajaba la sanitaria hasta que el 31 de marzo expiró su contrato, se haga cargo del caso.
Desde distintas instancias se ha criticado el "tono policial y muy agresivo" que el responsable de la Generalitat empleó para interrogar a la enfermera gaditana y a las otras tres sanitarias que aparecían en el vídeo. El instructor también se dirigió exclusivamente en catalán a las compañeras de Begoña Suárez, a pesar de que solo una de ellas es catalana: las dos restantes proceden de Andalucía y el País Vasco.
Las sanitarias alegaron ante el investigador de la Generalitat que las imágenes fueron grabadas durante su "horario de descanso para la comida".
En un mensaje enviado a sus compañeros del centro, al que ha tenido acceso el periódico El Mundo, Suárez explicaba las consecuencias de este acoso: “Ahora mismo me da mucho miedo salir a la calle, por las consecuencias más allá del hospital. Hay gente que está muy loca y puede venir a darme una paliza. He recibido un montón de amenazas”.
A excepción de Begoña Suárez, que no quiso continuar, todas han visto renovados sus contratos y las cuatro aguardan a la conclusión de la investigación, que aún permanece abierta.