Por Clara Arrabal
14 de julio de 2025El segundo fin de semana de julio se ha saldado, como ya es habitual en los meses de verano, con varias víctimas por ahogamiento y golpes de calor en España. Sin embargo, a los peligrosos baños de agua fría y a las altas temperaturas hay que sumar otros fenómenos que, debido al cambio climático, cada vez están más presentes en la época estival: las tormentas eléctricas.
El pasado sábado12 de julio, en La Marina de Valencia, sobre las 12.30 horas, el Centro de Información y Coordinación de Urgencias (CICU) recibía un aviso por la caída de un rayo en un árbol, donde se refugiaban una mujer de 52 años y su hija de 22 con movilidad reducida. Hasta el lugar se desplazaron un Soporte Vital Básico y un SAMU.
La progenitora sufrió una parada cardíaca, por lo que fue asistida con éxito mediante maniobras de reanimación cardiopulmonar y otras de estabilización por el equipo médico desplazado. La menor de ambas también fue atendida, en su caso por fulguración, el daño causado por la descarga del rayo sobre su cuerpo. Madre e hija fueron trasladadas al Hospital Clínico de Valencia, según informaron las fuentes sanitarias, aunque la de 22 ya ha recibido el alta hospitalaria.
Las probabilidades de que te caiga un rayo son ínfimas, pero no inexistentes. De hecho, un estudio publicado en National Geographic afirma que la posibilidad es de 1 entre 75.000.000, lo que significa que es más fácil sufrir una descarga eléctrica de este tipo que ganar el Euromillón. En España, hay decenas de casos documentados, como un motorista que perdió la vida en 2015, también en Valencia; o un adolescente de 17 años que falleció en Zaragoza el pasado año 2022.
Sin embargo, solo un 10% de los alcanzados por rayos fallecen, la mayoría por paradas cardíacas. “El paro cardíaco y respiratorio es la causa más frecuente de muerte inmediata, ya que la descarga puede producir asistolia, es decir, que el corazón deja de latir, o arritmias graves”, explica Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable.
En cuanto a las lesiones, son múltiples y pueden afectar a todos los órganos del cuerpo, pues la descarga consigue “alcanzar potencias de hasta 10 millones de voltios y temperaturas cercanas a los 8.000 °C en un tiempo extremadamente breve”, explica el doctor Gargantilla. Los daños neurológicos son algunos de los más frecuentes, pues la caída del rayo puede provocar la pérdida de conciencia, convulsiones, confusión y amnesia. Los traumatismos son otra de sus consecuencias más destacadas ya que “la onda puede arrojar a la víctima varios metros, provocando algunas fracturas”. . Además, son frecuentes las quemaduras de la piel pero, “aunque la energía es enorme, la breve duración de la descarga rara vez produce quemaduras profundas e internas”.
Según explica el director médico de Medicina Responsable, la gravedad de las lesiones depende de varios factores. “El más importante es la trayectoria de la corriente. Si atraviesa el corazón o el cerebro el riesgo de muerte o secuelas es mayor”. También la duración juega un papel clave pues, cuanto más dure, más gravedad tendrán los daños. “Y de las enfermedades que tenga el herido”, añade. “Si padece problemas cardiacos, hay peor pronóstico".