Por Gema Puerto
22 de septiembre de 2023Nada más conocer la noticia Miriam se quedó en shock. Su hija, de doce años, le contó este domingo que unos niños de su pueblo, Almendralejo (Extremadura), compartían por redes fotos falsas suyas en las que salía desnuda. “Al principio me quedé destrozada, pero cómo yo tengo muy claras las ideas, lo primero que le dije a mi hija fue: ‘la culpa no es tuya sino de ellos’, y para que los menores tomaran consciencia de lo que habían hecho, hice un vídeo en directo en Instagram para explicar que ‘los que lo hicieron mal, eran ellos”. Para Miriam, cuando ocurren hechos como éstos, “lo que hay que hacer es apoyar a las víctimas y acudir a la policía ya que el daño que se puede realizar a las menores puede ser irreparable.”
Después de su publicación, otras madres de Almendralejo se pusieron en contacto con Miriam para contarle que, a sus hijas, también menores, les habían realizado un fotomontaje con IA. Las madres afectadas crearon un WhatsApp entre ellas y denunciaron a la policía los hechos que ahora están en manos de la Fiscalía de Menores. Por ahora, la policía ha recogido 22 denuncias, aunque el suceso podría afectar a más de 30 niñas.
Ya se han identificado a los menores que, presuntamente, utilizaron la aplicación; tienen entre 12 y 14 años, y los que ya tienen 14 años cumplidos, pueden ser imputables conforme a la Ley Penal del Menor, según ha confirmado el inspector de la Policía Nacional Javier Izquierdo, jefe del Grupo Primero de Protección al Menor de la Unidad Central de Ciberdelincuencia, en rueda de prensa. Por su parte, la Fiscalía de Menores de Badajoz será la que decidirá las penas que solicita para aquellos menores que no son imputables, cuya edad es inferior a los 14 años.
Lo que le ha pasado a la hija Miriam y a otras menores de Almendralejo ha dado la vuelta al mundo y ha puesto el foco en las aplicaciones que suplantan la personalidad de los menores y que atentan contra su derecho al honor y a la imagen.
Miriam Al Adib, madre de una de las víctimas, es ginecóloga y divulgadora además de escritora. Como explica a Medicina Responsable, “lo que ha pasado no ocurre solo en Almendralejo, ocurre en todas partes y en todos los países. Me han llamado numerosas mujeres de otros países contándome que a sus hijos también les ha pasado lo mismo que le ha pasado mi hija”.
Esta profesora del Máster de Sexología de la Universidad de Extremadura, que participa activamente en congresos y jornadas, echa la culpa de lo que ocurre a la situación actual de la sociedad. “Vivimos en una sociedad hipersexualizada, dónde se cosifica a las mujeres y existe una banalización del sexo. Muchas personas dicen ‘hay qué ver cómo son los jóvenes’, pero los jóvenes son cómo son por los adultos. Hoy en día, los menores tienen acceso a la pornografía desde bien pequeños por las nuevas tecnologías. A esto se le suma que la mujer es vista como objeto en la sociedad. Si antes era considerada un objeto para la reproducción y debía ser ‘casta y virgen’, ahora sigue siendo un objeto, pero para el placer sexual”.
Para atajar este problema, debe existir una correcta educación sexual “que debe empezar desde la cuna. Es muy importante hablar desde que son pequeños del respeto, del consentimiento y del amor, y hacerlo de forma positiva. Cuando los padres hablan con sus hijos de sexualidad lo hacen poniendo el foco en las cosas negativas, como las enfermedades de transmisión sexual y los peligros del embarazo. Como a los menores les falta información, suplen esa curiosidad con Internet y, al final, lo que reciben es que las mujeres son cosas y que, si alguna se le ve el escote, se puede hacer con ella lo que se quiera”.
Al Adib asegura que, después de lo de su hija, ha recibido mensajes diciéndole que “de que os quejáis, si luego vais desnudas por la calle”. Pero como ella asegura, “que una vaya como quiera, no significa que cualquiera pueda hacer con su cuerpo lo que se quiera”.
Como educadora sexual con más de 133 mil seguidores en Instagram, Miriam señala que la sexualidad adulta depende mucho de la infancia y de cómo haya sido tu crianza y tu estilo de apego. “La teoría del Apego” fue desarrollada por el psiquiatra británico John Bowlby y se centra en las relaciones y en los lazos que se establecen entre progenitores e hijos. Para Bowlby nuestra autoestima, la capacidad de controlar nuestras emociones y la calidad de nuestras relaciones se ven afectadas por nuestro estilo de apego. “Si tu apego fue seguro con tus padres y tus necesidades fueron cubiertas, los niños tendrán relaciones horizontales y no de dominación y sumisión cuando sean adultas”. Por el contrario, si los apegos de la infancia, con los progenitores o cuidadores, fueron inseguros, es decir, ansiosos y ambivalentes, o evitativos y desorganizados, suponiéndoles rechazo y no sentirse queridos, (esto puede ocurrir en situaciones de malos tratos, drogadicción por parte de los padres o alcoholismo etc), los niños evitarán el contacto en la infancia y, como explica Miriam, “serán más vulnerables y tendrán relaciones de pareja más tóxicas en la edad adulta. De hecho, hay mujeres que no saben que están siendo maltratadas en una relación. Todo viene de la infancia”, explica la ginecóloga.
Hay que diferenciar entre sexo, que es lo que involucra a los genitales, ‘soy sexo masculino o femenino’ y lo que es la sexualidad, explica la autora de “Hablemos de adolescencia”. “Para mí la sexualidad es vida y se refiere a todas las etapas de la vida. Desde que se nace, hasta que se muere. La sexualidad abarca mucho más que el sexo. No es enseñar a tener relaciones sexuales. La educación sexual es proteger los derechos sexuales y reproductivos de las personas y evitar que alguien se dañe a sí misma o a terceras personas. Si hubiera habido educación de calidad, todo lo que ha sucedido se hubiera evitado. Si los niños asumen que la realidad del sexo es esto, tenemos un grave problema”.