Difunden fotos de niñas desnudas creadas con IA: los psicólogos alertan de las consecuencias para las menores

La inteligencia Artificial es un gran avance, pero tiene dos caras. Por un lado, ayuda a diagnosticar enfermedades y aporta nuevas herramientas para que los médicos realicen su trabajo con mayor eficiencia y seguridad, pero, por otro, se convierte en un gran peligro cuando no se hace un uso correcto de la tecnología. Así ha ocurrido en el pueblo extremeño de Almendralejo, donde un grupo de madres ha denunciado ante la policía que varios menores estaban compartiendo, de forma ilícita, en redes sociales imágenes de sus hijas menores desnudas mediante distintos retoques con Inteligencia Artificial.

La voz de alarma la dio la doctora Miriam Al Adib, una reconocida ginecóloga y docente, a través de su cuenta de Instagram, cuando descubrió por redes una fotografía de su hija de 14 años en la que aparecía desnuda. Al parecer, habían insertado su rostro en una fotografía de una mujer desnuda con IA. Todo era tan realista que sorprendió incluso a los padres denunciantes.

Lo que más temen los denunciantes es que estas imágenes lleguen a ser publicadas en OnlyFans (red social para adultos) o, incluso, llegar a diferentes sitios webs de pornografía infantil.

Por el momento hay siete denuncias, pero al menos una treintena de adolescentes afectadas. En la actualidad la Policía Judicial está investigando los hechos.

Qué dicen los expertos en salud mental

Medicina Responsable ha hablado con Guillermo Fouce, doctor en psicología social y profesor en la Universidad Complutense, y con Manuel Manuel Hernández, presidente de la Asociación Española del Trauma Psicológico, y ambos coinciden en que este tipo de suplantación personal por redes sociales puede conllevar distintos problemas en las menores, relacionados con su identidad.  

Al ser los otros los que han divulgado imágenes de las menores con contenido sexual sin su permiso, “esto puede producir enfado, vergüenza y sentimientos de culpa, lo que puede provocar que las menores se recluyan en su habitación y no quieran salir a la calle. Si los actos delictivos han sido muy descontrolados y se hacen muy virales, las menores pueden llegar a sufrir depresión, trastornos de ansiedad, subidas de estrés o falta de sueño”, señala Fouce.

Para mitigar los efectos psicológicos que este tipo de actos pudieran producir en los menores, Hernández apuesta por “reforzar su  identidad. Los agresores abusan para tener control sobre su víctima y reducirla. Por eso, es muy importante ayudar a que las menores agredidas en estas situaciones no se sientan culpables. El hecho de denunciar da confianza a las víctimas y las hace sentirse menos mancilladas. Hay que trasladarles el mensaje de que ellas han sido las abusadas para restarles la sensación de indefensión que sufren. Sobre todo porque ellas no son responsables de lo que ha pasado”.

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