Menos sal para el pan

Los bocadillos de calamares, de jamón serrano, las pulguitas con tomate y aceite o las torrijas quizá sepan distintas a partir de ahora. Ha entrado en vigor la nueva norma de calidad del pan que establece un límite de sal. Concretamente, la nueva medida establece que el contenido máximo de sal permitido en el pan común sea de 1,66 gramos por cada 100 gramos, si se analiza mediante determinación de sodio total. En el caso de realizar el análisis mediante determinación de cloruros sería de 1,31 gramos por cada 100.

Aunque la aprobación de esta medida se remonta a abril de 2019, lo respectivo a los contenidos de sal se pospuso para que los fabricantes tuviesen tiempo de adaptar sus recetas y procesos de producción a la reducción de este ingrediente. De esta manera también han podido cambiar los etiquetados de los productos. Los productos que se ven afectados son el pan común, el integral, los panes especiales, los de masa madre, el pan tostado, de molde, rallado, biscotes y el pan de pita principalmente.

Además, la norma añade una nueva medida de fiscalidad. Los productos considerados más sanos, como pueden ser aquellos bajos en sal o los integrales tendrán un tipo de IVA reducido para fomentar su consumo.

Un país de toma pan y moja
En 2020 los consumidores españoles gastaron de media en este alimento 78,16 euros anuales, lo que supuso un 3,4% más de gasto que el año anterior. Hablando en miles de kilogramos, ese año se consumieron 1.515.296,07 de kg según el informe anual de consumo.

El consumo excesivo de sal está directamente relacionado con afecciones cardiacas e hipertensión arterial. Más de 5 gramos de sal al día se considera una ingesta elevada de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Debido al consumo excesivo que hace la población, los estados miembros de la OMS tienen el compromiso de reducir en un 30% el consumo de sal antes de 2025. Estiman que se podrían evitar 2,5 millones de muertes al año si se redujese al nivel recomendado.

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