Por Andrea Rivero
17 de mayo de 2022Más de 2.500 millones de personas en todo el mundo necesitan sillas de ruedas, audífonos u otras aplicaciones que les ayuden cognitiva y comunicativamente. Pero no todas tienen acceso a estos productos asistenciales. De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de UNICEF, más de mil millones de personas no los pueden conseguir.
El informe global sobre tecnología de asistencia pone de manifiesto por primera vez las necesidades asistenciales que existen en el mundo y, sobre todo, las dificultades de acceso a ellas. Todo ello, con el fin de crear conciencias e instar a implementar políticas de inclusión.
Según la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell, “cerca de 240 millones de niños tienen discapacidades. Negarles el derecho a los productos que necesitan para prosperar no solo perjudica a los niños individualmente, sino que priva a las familias y a sus comunidades de todo lo que podrían contribuir si se cubrieran sus necesidades”.
Los datos muestran que la cantidad de personas que necesitan este tipo de asistencia alcanzará en 2050 los 3.500 millones debido al envejecimiento de la población mundial y el aumento de las enfermedades no transmisibles.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS indica que, “la tecnología de asistencia cambia vidas: abre la puerta a la educación para niños con discapacidades, el empleo y la interacción social para adultos que viven con impedimentos y una vida independiente y digna para las personas mayores. Negar a las personas el acceso a estas herramientas no solo es una violación de los derechos humanos, es una falta de visión económica”.
Este informe destaca la importante brecha en el acceso que existe entre países de altos y bajos ingresos. Un análisis de 35 países indica que el acceso varía del 90% en los países ricos al 3% en las regiones más pobres. Además, dos tercios de las personas incluidas en el análisis indicaron que pagaron para obtener los productos asistenciales o que dependían de familiares para ayudarles económicamente.
A raíz de estos datos, en el informe se incluyen 10 recomendaciones para intentar mejorar el acceso a estos productos:
1. Optimizar el acceso dentro de los sistemas de salud, educación y atención social.
2. Garantizar la disponibilidad, eficacia, seguridad y asequibilidad de los productos de asistencia.
3. Diversificar, aumentar y mejorar la capacidad de los trabajadores.
4. Involucrar activamente a los usuarios de estos productos y sus familias.
5. Acrecentar la conciencia pública y luchar contra el estigma.
6. Invertir en políticas basadas en datos y evidencia.
7. Invertir en investigación, innovación y en un ecosistema propicio.
8. Desarrollar e invertir en entornos propicios.
9. Incluir productos de asistencia en las respuestas humanitarias.
10. Brindar asistencia técnica y económica a través de la cooperación internacional para apoyar los esfuerzos nacionales.
Brindar estos productos no solo tiene un impacto positivo en las personas que los necesitan, también en la economía del país, en el desarrollo infantil, en el acceso a la educación, en la vida cívica y en la preparación para el empleo.