Por Julia Porras
11 de octubre de 2023Entre un 20 y un 30% de la población es altamente sensible, un rasgo rasgo de funcionamiento cerebral y del sistema nervioso vegetativo que hace padecer a los que lo sufren “una vivencia de la emocionalidad profunda y muy intensa”, según la doctora Marta Sanz Amador, médico Psiquiatra y especialista en Evaluación y Apoyo Terapéutico de Personas con Alta Sensibilidad del Servicio de Neurología del Hospital Ruber Internacional. Sin embargo, la alta sensibilidad emocional no es una patología, ni una enfermedad, ni un trastorno, es una cualidad de algunas personas que “los lleva a vivir la vida de forma apasionada percibiendo matices que otros no ven”.
Todo lo relacionado con este rasgo de la personalidad podemos encontrarlo en el libro “Vulnerabilidad y Fortaleza: Personas Altamente Sensibles”, escrito por la doctora Sanz Amador, junto a un equipo multidisciplinar de profesionales. En él, recoge experiencias de profesionales especializados en este tema psicológico y testimonios de pacientes.
¿Cómo podemos distinguir a una persona con alta sensibilidad emocional?
Básicamente tienen una alta reactividad emocional y empatía muy afinadas, una profundidad de procesamiento de la información, sensibilidad y una gran capacidad de percibir sutilezas. Por esta misma razón se pueden ver saturados en ambientes de mucha estimulación sensorial (acústica, visual...). Por otra parte, suelen ser personas que tienen un funcionamiento racional o analítico y son introvertidos, lo que se puede confundir con una persona débil, pero en realidad son personas extraordinariamente fuertes sobrecargadas por su alta empatía y emocionalidad.
Si se convierte en un proceso patológico, ¿cómo se puede tratar?
Esta cualidad da fortaleza y herramientas para el liderazgo, para captar situaciones antes que otros, pero si la persona no aprende a regular la intensidad de sus emociones y su sobrecarga emocional, así como el vivir siempre en alerta, pueden enfermar. En el libro proponemos un trabajo de aprendizaje en autorregulación emocional que ayuda a prevenir y también acompaña cuando ya hay síntomas facilitando una mejor recuperación. Tengan o no síntomas patológicos, la psicoeducación de este rasgo y el entrenar la autorregulación emocional es importante para su salud y un funcionamiento más eficiente.
¿Cómo debe leer el libro una persona con alta sensibilidad para poder entenderlo y que le sea útil?
El libro cuenta una experiencia terapéutica apoyada en evidencias científica reportadas ya previamente por otros autores. Está escrito en un lenguaje claro y accesible, aunque intenta ser riguroso. En él también se relatan testimonios acerca de esta experiencia tanto de personas con diferentes patologías como profesionales que han querido hacer este aprendizaje (neurólogos, psiquiatras, psicólogos, empresarios…)
Invitaría a leerlo disfrutando de su lectura, soltando juicios. Ojalá la lectura de esta experiencia aporte claves a las personas que se sientan identificadas con este perfil.
En esta era digital llena de sobre estímulos de todo tipo, las personas con alta sensibilidad emocional ¿sufren más?
El entrenamiento que proponemos consiste precisamente en aprender a regularse en cualquier entorno. La tecnología es una gran oportunidad, sobre todo para mentes inquietas de aprendizaje y conexión. Sin embargo, la sobre estimulación y el desbordamiento emocional no ayuda al aprendizaje y desajusta el organismo.
En nuestra propuesta invitamos a las personas que participan a identificar su nivel de activación corporal y mental óptimo e identificar cuándo comienzan a entrar en sobre activación. A través de herramientas de meditación practicamos y aprendemos a activar nuestro sistema de calma y a regularnos. Esto conlleva muchas veces poder parar, establecer límites y, poco a poco, modificar hábitos y patrones automáticos de respuesta que no son eficientes. En todo momento intentamos que sea un aprendizaje amable, con poco esfuerzo, pero si con constancia y compromiso.