Por Gema Puerto
18 de mayo de 2023Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Museos, algunos turistas y ciudadanos podrían desvanecerse al contemplar las distintas obras que se exponen estos días en las galerías de arte. El escritor francés del siglo XIX Stendhal, cuyo nombre real era Henri-Marie Beyle, ya experimentó este éxtasis de belleza. En 1817, en su visita a la Basílica de la Santa Cruz en Florencia de Italia, sufrió mareo, taquicardias y sudores.
Lo que experimentó Stendhal le sirvió a la psiquiatra Graziella Magherini para describir en 1979 un trastorno psicosomático relacionado con las crisis de pánico que sufrían algunos turistas de Florencia al contemplar distintas obras de arte en la Galería de los Uffizi.
Pero este trastorno no solo se produce al contemplar obras de arte, también puede ocurrir cuando se observa un paisaje bello o un grupo de animales. Eso mismo le ocurrió a la actriz Silvia Abril al bucear en las Maldivas, en el programa de Planeta Calleja. Cuando salió del agua, la mujer de Buenafuente no pudo reprimir las lágrimas. "Soy otra persona, esto hay que asimilarlo porque el corazón me va a estallar de tanta belleza", declaró la cómica. "La naturaleza me emociona y me supera siempre".
Los efectos del síndrome de Stendhal son variados. Podemos enumerar algunos como fatiga, cansancio, taquicardias, elevación del ritmo cardíaco, sudoración, sensación de desorientación, ahogo y presión en el pecho, mareos y visión borrosa, emociones extremas de alegría o tristeza, delirios, alucinaciones, ansiedad y estrés descontrolado.
Magherini hizo un estudio estadístico dónde clasificó tres tipos de síndrome de Stendhal:
1. Trastornos de pensamiento. Se refiere a los sufridos por el 66% de los viajeros que tuvieron alteraciones en la percepción de colores y sonidos además de aumento en los sentimientos de culpa y ansiedad.
2. Trastornos predominantes de afectos. En este caso habló de angustias depresivas, sentimiento de inferioridad, precariedad o insuficiencia, superioridad, euforia y exaltación, además de pérdida del criterio propio de la realidad, según el 29 % de los encuestados.
3. Angustia y pánico. Sólo un 5 % de los pacientes sufrieron crisis de pánico o desvanecimiento, taquicardias, malestar epigástrico y dolor precordial y síntomas de ansiedad.
Como dijo Freud, “de la belleza también se puede enfermar”.