Por Medicina Responsable
4 de junio de 2025Llegan las altas temperaturas y con ellas la aparición de mosquitos y otros insectos que pueden propiciarnos unas incómodas picaduras. Los más temidos, las garrapatas, cuyos ataques pueden desembocar en el contagio de infecciones como la borreliosis, la enfermedad de Lyme o la anaplasmosis.
Por ello, las autoridades ya han advertido de los peligros para la salud (de humanos y mascotas) que puede conllevar la mordedura de estos artrópodos que, aunque son indoloras, pueden trasmitir bacterias potencialmente graves.
Las patologías que nos pueden contagiar son causadas por agentes infecciosos, como protozoos, virus o bacterias, que entran en nuestro organismo en el momento de la picadura.
En España, las enfermedades más frecuentes que trasmiten las garrapatas son la enfermedad de Lyme, causada por la bacteria Borrelia burgdoferi; la fiebre exantemática mediterránea, provocada por la Rickettsia conorri y trasmitida por la garrapata del perro Riphicephalus sanguineus; la anapasmosis, la babesiosis o la fiebre hemorrágica Crimea-Congo.
Entre los síntomas que se manifiestan tras la infección, se encuentran el sarpullido de la piel, fiebre, dolor de cabeza o fatiga en prácticamente la mayoría de las enfermedades que estos parásitos pueden trasmitir. Sin embargo, lo aconsejable es acudir a un especialista para que especifique la gravedad y el tratamiento a seguir.
Ante estos riesgos, crecientes con la llegada del verano, el Cuerpo regional de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid recomienda tomar medidas de prevención para salir al campo o las zonas rurales. “Lo primero es elegir bien la ropa. A ser posible larga, tanto en las piernas como en los brazos, y de colores claros para detectar bien las garrapatas si nos suben”, explica uno de los efectivos. Además, hace hincapié en la importancia de llevar botas cerradas y calcetines altos para no dejar ninguna parte de la piel expuesta.
El Gobierno regional también recomienda transitar por las zonas centrales de los caminos, evitando el contacto con la vegetación que suele ser más abundante en los laterales, donde suelen encontrarse estos insectos esperando el paso de algún animal. Además, es fundamental no sentarse en el suelo en lugares con mucha vegetación, utilizar repelentes autorizados para este tipo de insectos y proteger a las mascotas con productos desparasitarios.
Al finalizar la jornada, es aconsejable examinar todo el cuerpo poniendo especial atención a las axilas, ingles, cabello y ombligo, también a niños y animales de compañía, además de lavar la ropa con agua caliente. “Y, si vamos a hacer un picnic, sería conveniente poner un mantel blanco o claro para detectar si las garrapatas entran en nuestro campo de acción”, añade el Cuerpo regional de Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid.
En el caso de que las medidas de prevención no hayan funcionado y uno de estos arácnidos se haya alojado en nuestro cuerpo, es necesario extraer la garrapata cuanto antes.
Para hacerlo, se deben usar guantes o unas pinzas finas, agarrando al invertebrado en la zona más cercana a la piel y tirando de manera perpendicular. En ningún caso retorcer, aplastar, ni arrancar violentamente. El mismo procedimiento ha de seguirse si se detecta la presencia de estos arácnidos en un animal doméstico.
A continuación, limpiar la zona con jabón y, si se tiene fiebre o erupción en la piel durante los días posteriores, acudir al médico. Si no se puede retirar, hay que acudir a un centro sanitario, y nunca usar métodos tradicionales como rociar a la garrapata con alcohol, aceite o petróleo ya que no son efectivos y suponen un peligro.