Por Gema Puerto
16 de febrero de 2023Ni juristas, ni médicos, ni psiquiatras, ni ciertos sectores del feminismo…Nadie parece apoyar la Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, más conocida como ley trans, que ha sido aprobada definitivamente esta mañana en el Congreso por 191 votos a favor, 60 en contra y 91 abstenciones.
La nueva norma permite, entre otras cosas, la autodeterminación de género con aval judicial a los 12 y 13 años, a partir de los 14 años con consentimiento paterno y con total libertad a partir de los 16.
Para la gran mayoría de la comunidad científica, esta ley debería haber sido elaborada con su opinión, ya que va a producir muchos “daños psicológicos difíciles de reparar”. Así, la doctora Luisa González, vicepresidenta del Colegio de Médicos de Madrid, aboga por realizar una evaluación completa de los menores que quieren cambiar su género en el registro civil. “Los adolescentes están en proceso de maduración y hay una gran presión social en redes para relacionar cualquier malestar con la identidad sexual. Por ello, es fundamental ir a la causa y permitir a los profesionales que hagan una valoración psicosexual, una valoración integral de los adolescentes”.
En esta misma línea, el psicólogo y biólogo Manuel Hernández, presidente de la Asociación Española del Trauma Psicológico, advierte sobre los terribles efectos psicológicos para la asistencia sanitaria a la transexualidad cuando detrás puede haber otros trastornos no tratados. “Estamos viendo dos tendencias: por un lado, que hay una explosión brutal de adolescentes que quieren cambiar de género, (que creemos que es debido a que no se gustan a sí mismos y piensan que si cambian su cuerpo cambian su forma de ser). Por otro, se corre el riesgo de que la persona que quiere cambiar de sexo trate de solucionar un caso de identidad de género cuando detrás hay un problema de trastorno límite o de personalidad”.
Por ello, el prestigioso cirujano plástico y reparador, el doctor César Casado, apunta que “la ley trans es una barbaridad que pone en riesgo la salud de los menores. Cualquier cambio hormonal y quirúrgico antes de los 18 años supone cambios físicos en la maduración ósea de los adolescentes y una genitoplastia (operación de cambio de sexo) es irreversible”.
Los padres de menores trans, también en contra
Ante estas realidades, los padres de la Agrupación AMANDA, de madres de adolescentes y niños con disforia acelerada, han dejado claro que, sin negar la realidad de la transexualidad, ni la necesidad de legislar al respecto, creen que el proyecto de ley “no es garantista ni para los adolescentes y jóvenes afectados por el fenómeno conocido como disforia de género de inicio rápido, ni para las personas que desisten, ni para las personas transexuales que requieren una atención integral en su proceso de transición”.
De acuerdo con la nueva normativa, a partir de ahora, las personas trans podrán cambiarse de sexo con su sola voluntad. Sin informes médicos ni psicológicos y sin testigos. La denominada Ley Trans borra de un plumazo los requisitos que médicos, psicólogos, juristas y asociaciones de familiares afectados pedían para hacer una transición social sin afectar a la salud física y psicológica de los menores que quieren transitar por este camino.
Un conflicto político
La aprobación de la ley trans en nuestro país ha coincidido en el tiempo con la dimisión de la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, entre otros motivos, por la crisis ocasionada por una norma similar a la española. La ley de Sturgeon, al igual que la del Ministerio de Igualdad, elimina la obligación de presentar informes médicos o psicológicos que acrediten disforia de género.
Sin embargo, la gota que ha colmado el vaso en Escocia y que ha levantado ampollas entre buena parte de la sociedad es el caso de un violador transexual que entró en una cárcel de mujeres, pese a haber violado a dos chicas cuando era hombre. Una situación que, para muchos, puede darse en un futuro en nuestro país.
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