Por Gema Puerto
22 de marzo de 2023Los jóvenes creen conocer bien los riesgos derivados del consumo del cannabis; no los frivolizan o banalizan, pero los asumen por los usos que le dan y los beneficios que perciben al consumirlo, que tienen que ver fundamentalmente con la diversión, la curiosidad o la experiencia grupal. Según el informe “Representación Social del Cannabis 2022” elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de Fad Juventud, con el apoyo de la Delegación de Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, siete de cada diez jóvenes está convencido de que el consumo frecuente de cannabis es menos perjudicial para la salud que el consumo frecuente de alcohol o de tabaco.
Este proceso de normalización provoca que cada vez sean más los jóvenes que consideran necesario afrontar un proceso de regulación del uso terapéutico (55,9%) o incluso lúdico (34,6%), de esta sustancia, aunque opinan que, en el caso de que se suavizasen las normas de control, aumentarían los problemas (41,4%) y los consumos. De hecho, casi el 16% dice que lo probaría y el 18,3% lo consumiría más.
Según los últimos datos de consumo en España entre la población joven (ESTUDES 2021), el cannabis es la droga ilegal más consumida. Un 28,6% de estudiantes de 15 a 18 años lo ha consumido alguna vez, el 22,3% lo ha probado en el último año y un 14,9% en el último mes. Asimismo, el 3% de dicha población es considerado como consumidor problemático de cannabis, es decir, con riesgos para la salud mental, para sus relaciones y/o dificultades para el aprendizaje, entre otras consecuencias.
Para la directora general de Fad Juventud, Beatriz Martín Padura, “hablamos de una sustancia que supone un problema real de salud pública y tenemos la responsabilidad de proteger a los menores frente a los continuos mensajes que normalizan sus efectos, especialmente a las personas que están en pleno desarrollo o en situación de vulnerabilidad”.
Más de la mitad del colectivo (55,8%) cree que el riesgo general de consumir cannabis es bastante alto o muy alto, frente a aproximadamente un 32% que lo considera medio y un escaso 12% bajo o muy bajo.
En una escala de 0 a 10, la mayoría de jóvenes puntúa por encima de 7 (bastante o muy probable) que se den los siguientes problemas: legales (lo indica el 65,3%), relacionales (60,4%), en el trabajo o estudios (57,6%), desarrollo de enfermedades mentales (54,1%) y/o trastornos de salud mental (53%).
Cuando se les peguntó por los problemas que creen que tienen las personas concretas de su entorno que consumen cannabis frecuentemente, se invierte el orden de los problemas conocidos. Las menciones a los problemas mentales son las más señaladas (por un 44% de chicos) y a los problemas legales las que menos (por un 23%).
Entre quienes consumen de forma ocasional (consumo experimental) o habitual, los motivos para hacerlo pasan por lo social o por la necesidad de bienestar individual. El consumo experimental va más vinculado a la diversión (40%), al grupo (25%) a la curiosidad (25,7%) y a la moda (15%) y el consumo habitual a la relajación (38,6%), la evasión (33,5%) y el placer (19,1%). Los motivos terapéuticos solo son señalados por un 19,5% de los encuestados sobre el consumo habitual.
Si en 2016 el porcentaje de jóvenes que creía necesario suavizar las normas frente al consumo era del 24,2%, en 2022 asciende al 33,8%. Además, un 10% opina que deberían abolirse completamente. Por el contrario, los que piensan que deben endurecerse han pasado del 23,1% (2016) al 27,7% (2022).
Una mayoría, el55,9%, cree que es necesaria y conveniente la regulación del uso terapéutico, aunque casi el 30% cree que sería un error y el 14% dice no tener una opinión formada.
Al preguntarles por los problemas derivados de la regulación, cuatro de cada diez señalan que aumentarían los problemas: un 41,4% que habría más problemas para los consumidores y un 42,3% que se generarían más problemas sociales.
Los jóvenes también han modificado su percepción sobre la prevención. Al ser preguntados por la dificultad de prevenir el consumo en menores, si la sustancia se legalizara, un 36% considera que sería más difícil llevarla a cabo, frente a un 30% que cree que sería más fácil y un 27% que cree que sería igual. En opinión de la directora general de la Fundación Fad Juventud, “cualquier proceso regulatorio o suavización de las normas de control deben ir precedidas de un intenso trabajo de prevención”. En este sentido, Fad Juventud ha anunciado el lanzamiento de una nueva campaña digital dirigida a jóvenes el próximo mes de junio cuyo objetivo será sensibilizar sobre el proceso de normalización del cannabis.