Por Andrea Martín
4 de marzo de 2025James Harrison, conocido en Australia como el hombre del "brazo de oro" por su extraordinaria contribución a la donación de sangre, ha fallecido a los 88 años en una residencia de ancianos en Nueva Gales del Sur. Su legado altruista es haber salvado la vida de más de dos millones de bebés gracias a un raro anticuerpo presente en su plasma.
La sangre de Harrison contenía el anticuerpo Anti-D, utilizado para producir un medicamento vital administrado a mujeres embarazadas con riesgo de que su sistema inmunológico atacara las células sanguíneas de sus fetos. Gracias a sus donaciones, se previnieron abortos espontáneos, muertes fetales y daños cerebrales en recién nacidos.
Su compromiso con la donación comenzó a los 18 años, después de recibir transfusiones de sangre a los 14 tras una cirugía de pulmón. Desde entonces, acudió ininterrumpidamente cada dos semanas a donar su plasma, alcanzando un total de 1.173 donaciones hasta que cumplió los 81 años, límite de edad para la donación en Australia.
El Servicio de Sangre de la Cruz Roja Australiana, que confirmó su fallecimiento el pasado 17 de febrero, destacó la generosidad y el impacto de Harrison en la vida de millones de personas. Su hija, Tracey Mellowship, resaltó el orgullo que sentía su padre por haber ayudado a tantas familias, incluida la suya propia, pues tanto ella como dos de sus nietos recibieron la vacuna anti-D derivada de sus donaciones.
Hasta 1967, la enfermedad hemolítica del feto y del recién nacido causaba la muerte de miles de bebés en Australia, un problema que comenzó a resolverse tras el descubrimiento del anticuerpo en la sangre de Harrison. Su contribución le valió numerosos reconocimientos, incluida la Medalla de la Orden de Australia.
James Harrison falleció mientras dormía en un centro de ancianos, dejando un legado de solidaridad y compromiso con la salud pública. Su historia sigue siendo un ejemplo de cómo un solo individuo puede marcar la diferencia en millones de vidas.