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Palabras que curan: cómo los médicos pueden aliviar el dolor emocional de los pacientes

Un estudio de investigadores estadounidenses explora las palabras que, aunque comunes en el ámbito médico, pueden ser devastadoras para quienes las escuchan

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Palabras que curan: cómo los médicos pueden aliviar el dolor emocional de los pacientes

Por Andrea Martín

11 de noviembre de 2024

En la quietud de una sala de hospital, donde el silencio pesa tanto como las palabras, los pacientes con enfermedades graves y sus familias enfrentan una lucha invisible y constante: el sufrimiento emocional. En estos espacios, cada palabra cuenta, cada frase tiene el poder de llevar consuelo o inquietud, esperanza o desesperanza.

Así lo refleja un estudio publicado en la revista Mayo Clinic Proceedings, en el que investigadores de Estados Unidos destacan la importancia de una “comunicación compasiva” en el trato con los pacientes. Liderado por el doctor Leonard Berry, catedrático de Marketing de la Universidad A&M de Texas, este trabajo explora las palabras que, aunque comunes en el ámbito médico, pueden ser devastadoras para quienes escuchan.

Los avances médicos permiten tratar enfermedades complejas como el cáncer, la insuficiencia cardíaca o la enfermedad pulmonar avanzada. Sin embargo, ciertos aspectos de la experiencia del paciente, como el miedo y la esperanza, permanecen inalterados. Los investigadores subrayan que, al hablar de diagnósticos graves, una palabra inadecuada puede aumentar la angustia emocional, haciendo que pacientes y familiares se sientan indefensos, incluso incomprendidos.

Las "palabras de nunca jamás"

El estudio recoge una serie de expresiones, llamadas “palabras de nunca jamás”, que los médicos deben evitar. Frases como “no podemos hacer nada más”, “está terminal” o “¿quiere que lo hagamos todo?” pueden hacer que los pacientes se sientan sin esperanza. También alertan sobre el uso de términos como “luchar” o “batallar”, que suelen sugerir que la voluntad es la clave para vencer a la enfermedad. En cambio, los investigadores proponen un lenguaje que no solo informe, sino que sostenga emocionalmente a los pacientes como “nos enfrentaremos juntos a esta difícil enfermedad”, un cambio sutil que deja claro que el paciente no está solo en su camino.

Para Berry, la comunicación de los médicos es una herramienta crucial. "Los pacientes graves y sus familias están asustados y atentos a cada palabra que dice su médico", comenta. La enfermedad grave no solo supone un sufrimiento físico, sino también emocional. Por eso, el comportamiento de los profesionales, tanto verbal como no verbal, puede aliviar o intensificar el sufrimiento.

Alternativas para una comunicación compasiva

En lugar de afirmar que “no mejorará”, un médico podría expresar su preocupación por la posibilidad de que no haya mejoría, una reformulación que evita cerrar las puertas a la esperanza. Otra sugerencia es invitar a los pacientes a expresarse con preguntas abiertas como “¿qué preguntas tiene para mí?” en vez de “¿tiene alguna pregunta?”. Esta simple modificación abre la conversación y da espacio a los pacientes para compartir sus miedos y dudas.

Los expertos recomiendan que los centros médicos integren estos principios en la formación profesional, tanto en las facultades de medicina como en el desarrollo continuo. Las mentorías también son clave: los médicos experimentados pueden transmitir sus técnicas de comunicación a las nuevas generaciones, compartiendo no solo las frases útiles, sino también aquellas que han evitado con el tiempo. Así, los estudiantes pueden observar a grandes comunicadores en acción, absorbiendo un enfoque que, más allá del diagnóstico, los prepara para tratar con empatía y humanidad.

El lenguaje compasivo no es solo un detalle, sino un pilar fundamental en la experiencia del paciente. Ante una enfermedad, cada palabra puede sembrar valor o temor, esperanza o dolor. En momentos en que las familias y los pacientes sienten su mundo tambalear, un diálogo cuidadoso puede devolverles un poco de control y serenidad. Como subrayan los investigadores, la verdadera medicina no solo reside en los tratamientos, sino también en la capacidad del médico de brindar, a través de sus palabras, un consuelo que trascienda el dolor físico y sane también el alma.



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