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La epigenética o cómo modificar nuestros genes para curar enfermedades

Conocer la arquitectura genética de enfermedades como el cáncer, las patologías cardiovasculares o los problemas de salud mental permite predecir sus riesgos y encontrar nuevas dianas terapéuticas

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La epigenética o cómo modificar nuestros genes para curar enfermedades

Por Gema Puerto

30 de marzo de 2023

La epigenética regula el funcionamiento de todos los genes para configurar la vida de los individuos.

El término epigenética fue acuñado en 1953 para referirse a las interacciones entre genes y factores ambientales (alimentación, ejercicio, medicamentos y sustancias químicas) que se producen en los organismos. Como explica la doctora Carmen Ayuso, jefa del Departamento de Genética del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, la epigenética se refiere a “cambios moleculares o químicos que se producen alrededor de la molécula de ADN, sin alterar su secuencia, que afectan a la expresión de los genes y sirven para regularlos, incluso silenciándolos totalmente”.

¿Por qué es tan importante la epigenética?

Aunque todas las células de nuestro organismo contienen el mismo número de genes, éstos no se expresan en su totalidad en todas las células, ni en todos los estadios de nuestra vida.

La investigación en epigenética tiene una gran aplicación en distintos campos como en el estudio de la obesidad, en algunas enfermedades neuropediátricas, en el cáncer, en el envejecimiento y en las enfermedades neurodegenerativas.

¿Qué aplicación tienen los estudios genómicos?

En cuanto a los estudios genómicos en general, “nos pueden revelar la situación de riesgo ante una enfermedad puramente hereditaria, y esto es posible desde momentos muy precoces del desarrollo, durante la vida embrionaria o la vida fetal, y así conocer que un feto se ha concebido con una enfermedad genética concreta. Con esta información anticipada, se puede valorar si es posible intervenir prenatalmente o muy precozmente postnatalmente”, explica la doctora Ayuso.

Los estudios genéticos se podrían hacer incluso preconcepcionalmente, identificando parejas en las cuales existe un alto riesgo de concebir hijos con anomalías genéticas concretas. De hecho, también se realizan en otras etapas de la vida; cuando hay sospecha de padecer alguna enfermedad hereditaria o que creen que podrían desarrollarla en el futuro, debido a sus antecedentes familiares. En definitiva, “los estudios genómicos nos permiten identificar este riesgo y así planificar la prevención o el tratamiento si existiera y, en todo caso, capacitan a la persona para tomar medidas preventivas o de organización de su vida personal o reproductiva”, explica la doctora Ayuso, también directora científica del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz.

Otras aplicaciones futuras

La aplicación de la genómica no se queda solo en el estudio de las enfermedades monogénicas. Actualmente se investigan los factores genéticos que podrían intervenir en el riesgo de enfermedades comunes. De acuerdo con la doctora Ayuso, a medida que estas investigaciones vayan avanzando también se podrá “estratificar las poblaciones en diferentes niveles de riesgo y adaptar las medidas de seguimiento o los tratamientos, así como incidir en cambios de estilo de vida. Aunque todos conocemos lo que no es saludable (beber alcohol, fumar, consumir ciertas drogas) y lo que sí lo es (la vida social, el ejercicio físico, la alimentación adecuada), si alguien pertenece a un grupo de alto riesgo genético, quizás tenga una motivación conductual añadida para adoptar mejores hábitos de vida”.

Es más que evidente que la genética y la genómica humana tienen un papel importante dentro de la medicina en diferentes ámbitos, como en el diagnóstico de muchas enfermedades o en la anticipación mediante, por ejemplo, un diagnóstico predictivo cuando la enfermedad es prevenible. Un ejemplo es el hipercolesterolemia familiar. Se puede detectar fácilmente midiendo el colesterol, pero también se puede anticipar o completar este diagnóstico mediante un estudio genético. Así, el tratamiento farmacológico se puede implementar precozmente, minimizando el riego cardiovascular y se pueden tomar medidas dietéticas y de hábitos de vida que contribuyan a disminuir este riesgo.

Por otra parte, incide la doctora Ayuso, “los estudios genómicos, dirigidos a patologías especificas o grupos poblacionales concretos nos ayuda a estratificar los riesgos. Esto se hace con diferente grado de precisión o éxito, dependiendo del grupo en cuestión y de la patología de que se trate”.

Genética y enfermedades

En el caso de las enfermedades mentales, el análisis de su base genética “se está desarrollando recientemente y, aunque se avanza rápidamente en el conocimiento genómico de las alteraciones del neurodesarrollo y la discapacidad intelectual, todavía desconocemos gran parte de las causas genómicas de las alteraciones conductuales o de otros trastornos como la esquizofrenia, por lo que son muy necesarias las investigaciones en este terreno para poder avanzar”, explica la doctora.  “El conocimiento genómico permitirá establecer las bases moleculares y de este modo investigar en posibles tratamientos que aborden directamente sus causas bioquímicas”.

En cuanto a las enfermedades neurodegenerativas, las bases genéticas que se conocen varían mucho; se conoce bastante bien algunas enfermedades neurodegenerativas que son puramente hereditarias (ataxias, ciertos tipos de Parkinson o demencias monogénicas). Sin embargo, la enfermedad de Alzheimer multifactorial o una mayoría de casos de Parkinson están causados por un fondo genético poligénico sumados a diversos factores sobreañadidos. En el caso de las enfermedades neurodegenerativas tanto el abordaje genómico para su conocimiento como el tratamiento ulterior tienen aún aplicaciones y éxito bastante limitado.

Todo lo contrario que en el caso del cáncer, donde “los estudios genómicos son de extraordinario interés para el diagnóstico y prevención, pronóstico y tratamiento. En su aspecto diagnóstico, nos permiten identificar familias de muy alto riesgo que son portadoras de variantes genéticas que les predisponen a desarrollar estos tumores, y consiguientemente, a implementar medidas preventivas muy eficaces y un seguimiento específico”, como explica la doctora Ayuso.

En el caso de las enfermedades raras, “la información genómica también es crucial porque sin un diagnóstico genómico es imposible diagnosticarlas correctamente y no podemos actuar ni terapéutica ni preventivamente. No olvidemos que las enfermedades raras afectan a aproximadamente un 7% de la población, es decir, a unos 3 millones de personas en España”, explica Ayuso.

En definitiva, la genómica nos ayuda a hacer salud pública de una manera eficiente, porque podemos conocer cuál es el componente genético de las enfermedades comunes, estratificar por riesgos poblacionales genéticos y actuar contra este componente genético, si fuera posible.

 



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