Por Clara Arrabal
31 de julio de 2025La medicina neonatal mundial celebra este mes de julio el primer año de vida de Nash Keen, el bebé más prematuro del mundo según el Guinness World Record (GWR). El pequeño llegó al mundo en el Centro de Salud de la Universidad de Iowa (Estados Unidos) a las 21 semanas de gestación (133 días antes de la fecha esperada) con un peso de 280 gramos y una longitud de 24 centímetros.
“La verdad es que es surrealista. Hace un año no sabíamos cómo sería el futuro y ahora hemos celebrado su primer cumpleaños”, expresó en el libro de los récords Guiness su madre, Mollie Keen, quien no pudo tener a su hijo en brazos hasta los 30 días tras su nacimiento.
Tras el alumbramiento, los momentos más críticos del bebé se produjeron durante las primeras semanas de vida, cuando se vivieron “momentos sumamente delicados”, como expresó la neonatóloga Amy Standford, encargada de supervisar este caso. “Cuidar a un bebé nacido a las 21 semanas es muy diferente a los casos típicos de prematuros. Los que llegan tan pronto requieren atención altamente especializada, vigilancia constante y monitoreo frecuente: cada hora puede hacer la diferencia”, explicaba.
A partir del primer mes, pronto comenzó a mostrar una capacidad “inesperada” para recuperarse. “Fue verdaderamente extraordinario presenciarlo”, afirmaba la doctora. Finalmente, tras cerca de seis meses en el centro hospitalario, el bebé fue dado de alta y trasladado a su domicilio, donde prosiguió su proceso de recuperación.
A día de hoy, según relata su madre al libro de los Guinness, el pequeño sigue necesitando oxígeno, un alimentador gástrico y audífonos para una leve pérdida auditiva, pero asiste a una guardería médica especializada donde recibe todas las terapias necesarias.
El nacimiento de Nash Keen ha escrito una nueva página en la historia de los récords. El pequeño relevó como bebé más prematuro del mundo a Curtis Zy-Keith Means, que nació con unas horas más que él: con 21 semanas y un día de gestación. Este nació en 2020 en el Hospital de la Universidad de Alabama, en Birminghan.
Entre las necesidades de los bebés prematuros, se encuentran las de la asistencia respiratoria a través de oxígeno o un ventilador mecánico, la alimentación especializada mediante la vía intravenosa, sonda o biberón con leche materna, el control de la temperatura y el monitoreo continuado de las constantes vitales como el ritmo cardiaco, la respiración o el oxígeno en sangre. Estos cuidados suelen proporcionarse desde las distintas unidades de cuidados intensivos neonatales de los hospitales.