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Este es el número de pasos diarios que puede retrasar el avance del Alzheimer

Un estudio estadounidense demuestra que caminar entre 5.000 y 7.500 pasos al día puede retrasar hasta siete años el deterioro cognitivo en personas con mayor riesgo de padecer esta enfermedad

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Este es el número de pasos diarios que puede retrasar el avance del Alzheimer

Por Santiago Melo

5 de diciembre de 2025

Un nuevo estudio publicado en Nature Medicine por investigadores del hospital estadounidense Mass General Brigham revela que caminar entre 5.000 y 7.500 pasos diarios puede retrasar hasta siete años el deterioro cognitivo en personas con mayor riesgo de padecer Alzheimer. La investigación muestra que incluso incrementos modestos en la actividad física tienen un efecto protector significativo sobre la salud cerebral.

El estudio analizó a 296 adultos mayores de entre 50 y 90 años sin síntomas de deterioro cognitivo al inicio. A través de podómetros de cintura, se evaluó su actividad física diaria y, mediante tomografías por emisión de positrones (PET), se midieron los niveles cerebrales de beta-amiloide y proteína tau, dos marcadores clave del Alzheimer.

Los resultados muestran que los participantes con niveles elevados de beta-amiloide que caminaban entre 3.000 y 5.000 pasos al día retrasaban el deterioro cognitivo unos tres años. Aquellos que alcanzaban entre 5.000 y 7.500 pasos diarios lograban extender ese retraso hasta siete años. Por el contrario, quienes llevaban una vida más sedentaria acumulaban proteínas tau más rápidamente y sufrían un declive cognitivo más pronunciado.

“Los factores del estilo de vida parecen influir en las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer, lo que sugiere que los cambios podrían retrasar la aparición de los síntomas si actuamos con prontitud”, señaló el doctor Jasmeer Chhatwal, autor principal del estudio.

Los investigadores destacan que la mayor parte del beneficio de la actividad física se asocia a una ralentización en la acumulación de tau, la proteína implicada en la progresión de la enfermedad. En personas con niveles bajos de beta-amiloide, la relación entre ejercicio y deterioro cognitivo no fue significativa, lo que refuerza el potencial preventivo en quienes presentan un mayor riesgo.

La doctora Reisa Sperling, otra de las autoras, subraya que estos hallazgos refuerzan la idea de que es posible desarrollar resiliencia cognitiva incluso en etapas preclínicas de la enfermedad. Por su parte, la doctora Wai-Ying Wendy Yau, también firmante del estudio, concluye: “Cada paso cuenta. Incluso pequeños incrementos en la actividad diaria pueden generar cambios duraderos en la salud del cerebro”.

Con estos resultados, los investigadores planean diseñar ensayos clínicos que evalúen el impacto de diferentes patrones e intensidades de ejercicio en personas con riesgo elevado de Alzheimer, con el objetivo de incorporar el ejercicio como herramienta preventiva frente a la demencia.



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