Por Pedro Gargantilla, director médico de Medicina Responsable
27 de enero de 2023La temperatura ideal para la producción de espermatozoides es de dos grados centígrados por debajo de la temperatura corporal, es decir, en torno a los 35ºC. Es precisamente este el motivo por el que los testículos se encuentran alojados fuera de la cavidad abdominal de los varones.
Y es que, el calor afecta negativamente a la salud reproductiva a tres niveles: disminuyendo la producción de espermatozoides, enlenteciendo su movilidad y alterando su morfología. Además, puede llegar a fragmentar el ADN, alterando la carga genética.
Existen diferentes situaciones que pueden aumentar la temperatura de la bolsa escrotal, desde una exposición térmica constante por motivos profesionales hasta el uso habitual de ropa interior ajustada, pasando por ciertas patologías médicas o acudir con excesiva regularidad a jacuzzis o saunas.
En esta línea, un estudio europeo analizó diferentes profesiones y la calidad del semen, concluyendo que son los camioneros uno de los profesionales que disfruta de una mejor salud reproductiva.
Entre las profesiones que salieron peor paradas está la de los agricultores, debido a la exposición continuada a los pesticidas, los cuales reducen la secreción de estrógenos, una hormona ligada a la reproducción masculina.
Algún tiempo después, un grupo de investigadores de la Universidad de Córdoba asoció la realización de actividad física moderada con unos mejores niveles hormonales y de calidad espermática. El efecto beneficioso parece estar en relación con la activación de enzimas antioxidantes que evitan el estrés oxidativo e impiden la lesión de las nuevas células espermáticas.
Ahora bien, el ejercicio físico es bueno para la salud reproductiva, pero sin pasarse, ya que el entrenamiento excesivo se acompaña de una disminución de la calidad seminal. Es más, de forma específica se ha visto que aquellos ciclistas que recorren más de 300 kilómetros semanales tienen un 4% menos de esperma. Entre los factores que podrían explicar esta asociación se encuentran el uso de ropa ajustada, la fricción de los testículos contra el asiento y el estrés al que se somete el organismo con un ejercicio tan riguroso.
Afortunadamente este hallazgo no se ha observado en otros colectivos como, por ejemplo, aquellos que practican natación o atletismo.
En las últimas décadas se ha extendido el hábito de utilizar ropa interior ajustada, ya que aporta una mayor comodidad, una costumbre que tiene su parte perjudicial al incrementar la temperatura de la bolsa escrotal mermando, como hemos visto, la fertilidad masculina.
Este fue precisamente el objeto de estudio de un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard. Analizaron el líquido seminal de 665 participantes con edades comprendidas entre 18 y 56 años, observando que aquellos hombres que usaban ropa interior ajustada tenían concentraciones de espermatozoides inferiores a los que vestían con calzoncillos anchos. Las mayores diferencias se encontraron con los varones que usaban bóxer tipo “briefs”, que son los más ajustados.
Pero tampoco hay que angustiarse en exceso porque no todo son malas noticias. Los efectos nocivos del calor sobre los espermatozoides son reversibles. Si los testículos han estado expuestos a temperaturas elevadas no más allá de tres meses, los espermatozoides que se formen a partir de ese momento no arrastrarán los efectos perniciosos del incremento térmico.