Por Andrea Rivero
24 de marzo de 2022Los superalimentos se han convertido en parte indispensable en la dieta de muchas personas y en las estanterías de los supermercados, pero ¿realmente son tan milagrosos? Se han puesto de moda en los últimos años con el argumento de que son más saludables que el resto. Mientras un kilo de brócoli sale a 1,90€ aproximadamente, un kilo de bimi, su equivalente asiático, sale a 11,50 €, ¿valen lo que cuestan?
De acuerdo con la nutricionista-dietista Júlia Farré los superalimentos: “son alimentos o productos, ya que no siempre son naturales y pueden ser complementos alimenticios, que en principio tienen unas propiedades beneficiosas para el organismo por su composición”. En definitiva, son alimentos que se han vendido como grandes fuentes de vitaminas, proteínas, minerales, etc. y, aunque esto no es del todo falso, tampoco significa que sean la cura de todos los males.
Según Farré: “el problema es que muchas personas creen que tienen propiedades curativas y que consumiéndolos van a curarse o a mejorar su salud repentinamente. Pero eso no es real”. Lo cierto es que pueden tener propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, etc., pero como otros alimentos más comunes. “La comodidad muchas veces es lo que ha puesto de moda estos productos. Si las personas creen que consumiendo ciertas cosas van a curarse, lo harán. Porque es fácil y cómodo”, prosigue la nutricionista.
Algunas organizaciones de nutrición y alimentación más importantes no contemplan la definición de estos alimentos, al no estar dentro de la normativa europea ni nacional sobre seguridad alimentaria. De acuerdo con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, AESAN, “puede inducir a error al consumidor en tanto que lo realmente importante no es el consumo de un alimento concreto sino el hecho de tener una dieta variada y equilibrada de acuerdo con las recomendaciones nutricionales establecidas”.
Es decir, los superalimentos tienen sus propiedades y según las necesidades de cada persona pueden ser beneficiosos para su dieta. Por ello, Farré aconseja “centrarse en una dieta variada y equilibrada y en unos hábitos de vida saludables sin esperar que supuestos productos curativos funcionen sin más”.
Algunos de los superalimentos más conocidos por los consumidores son “la cúrcuma, el jengibre, el ajo, que es común en España, los limones, habituales en el mediterráneo, la quinoa, la espelta, las bayas de goji o las semillas de chía”, explica Farré. Pero, por muy exótico que nos pueda sonar, Farré aclara que “la quinoa se puede sustituir por cualquier legumbre y las semillas de chía por frutos secos como las nueces”.
Estos alimentos son modas, por lo que cada poco tiempo la lista de superalimentos se amplía con algo nuevo y la mayoría de las veces es porque “comerse un plato de lentejas no es tan guay como hacer una ensalada de quinoa”, concluye la nutricionista.