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Vida Sana

Día Mundial de la Felicidad

Un paseo por la felicidad

En el museo de la felicidad de Madrid se recogen 20 experiencias que se adentran en los caminos y las causas psicológicas detrás de este estado de ánimo, que analizamos con varias expertas de Centro Creciendo

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Por Juan García

19 de marzo de 2024

La concienciación sobre el cuidado de la salud mental ha ganado un peso considerable a nivel social en los últimos años. Cuando pensamos en salud mental, frecuentemente lo asociamos a problemas y trastornos como el estrés, la ansiedad o las experiencias traumáticas, sin embargo, la reflexión sobre nuestra propia felicidad no tiene un papel tan protagonista. 

El papel de la felicidad como fin último de nuestro bienestar psicológico y personal, así como los diferentes caminos para alcanzarla, son las cuestiones que se exponen en el primer museo dedicado a la felicidad de España, ubicado en Madrid. En él se pueden encontrar 20 experiencias interactivas que buscan sacar una sonrisa al visitante.  “Estas experiencias para combinar lo que es educativo con lo divertido. Enseñamos y educamos divirtiéndonos”, asegura el socio fundador del Museo de la Felicidad, Francisco Molina

A través de estas experiencias que estimulan los sentidos, nuestro cuerpo genera una serie de sustancias que son las responsables de producir la felicidad. Para entender cómo funciona este estado de ánimo de plenitud, Medicina Responsable ha hablado con varias expertas del Centro Creciendo Madrid. Son cuatro las hormonas que influyen en nuestro estado de la felicidad, como explica la Neuropsicóloga y Coordinadora de la Unidad de Salud Mental en Centro Creciendo Madrid, Pilar Vecina. “La dopamina es la que se relaciona con el placer y la recompensa, la oxitocina es la vinculada al amor y los vínculos afectivos, las endorfinas son nos palian el dolor y nos ayudan a mejorar el sistema inmunológico y, por último, la serotonina es ese antidepresivo natural que se genera en nuestro organismo cuando nos sentimos plenos, tranquilos y serenos. Este último es, además es nuestro estabilizador emocional”.

Caminos, recetas y obstáculos para alcanzar la felicidad

En el museo encontramos experiencias como el risódromo, que se basa en la risoterapia para disparar la felicidad. La mentalidad positiva o el altruismo son otras de las recetas comunes que apuntan los expertos y que están recogidas en el museo, aunque a la hora de definir el propio concepto de felicidad, existen numerosos factores que influyen. “Yo resaltaría como elemento común la capacidad de conectarse con el presente. Esa habilidad que los niños tienen de forma natural y que vamos perdiendo con la edad”, considera la Psicóloga Educativa Infanto-juvenil y Familiar, Andrea Moya. De esta forma, apunta la doctora, es cómo los niños son capaces de “disfrutar de lo bueno y que no vuele su cabeza hacia las preocupaciones futuras ni quedarse atascados en las experiencias pasadas”.

Para la psicóloga infantil, Rosalía Lorenzo, otro aspecto a tener en cuenta es la dimensión cultural de la felicidad. “Nuestra cultura juega un papel fundamental en aquello que consideramos valioso y satisfactorio en la vida, por ejemplo, algunas culturas pueden priorizar el éxito profesional y material mientras otras priorizan más las relaciones interpersonales, la espiritualidad o la contribución a la comunidad”.

Dedicar una parte de nuestro tiempo a la reflexión y al autocuidado es esencial para tener una buena salud mental y alcanzar la tan ansiada felicidad. Sin embargo, hay condicionantes sociales que dificultan estas prácticas. “La presión constante por cumplir ciertos estándares de éxito nos puede generar cierto estrés y afectar a cómo estamos percibiendo nuestra propia felicidad”, apunta la doctora Lorenzo. Así, los ritmos de vida acelerados, las demandas laborales o las distracciones constantes son otros de los factores que dificultan que muchas personas encuentren un “tiempo significativo de reflexión personal”.

Yo creo que desde pequeños nos han inculcado recetas para la felicidad que no son correctas. Nos creemos que el tener éxito, entendido como un buen trabajo, ir bien de dinero, tener un buen cuerpo o una pareja perfecta nos va a garantizar ese bienestar emocional y no es así. Todos conocemos ejemplos de personas que tienen todo esto y no son felices", apunta la psiquiatra Marisol Roncero.

Al igual que la felicidad, las emociones consideradas negativas también son necesarias y no es recomendable caer en una auto imposición forzada de la felicidad. “Ante esta imposición de la felicidad se tienden a enmascarar o a no expresar esa serie de emociones que no son tan agradables para nosotros. Está el enfado, la ira, la rabia, la culpa o la decepción… aquí estas emociones nos ayudan al autoconocimiento,nos ayudan a resituarnos a salir de situaciones en las que, tal vez, no queremos estar”, señala la doctora Vecina. 

Son muchas las lecciones que se pueden sacar del estudio de la felicidad. Pero la más importante es que, además de ser un concepto digno de tener su propio museo, también debe ser el elemento central al que orientar el cuidado de nuestra salud mental.



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