Por Santiago Melo
4 de julio de 2025Reducir los daños evitables que sufren los pacientes durante su estancia en un hospital es uno de los grandes retos de los sistemas sanitarios. Así lo refleja el nuevo informe presentado por la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria (Fenin), en colaboración con IQVIA, bajo el título “Tecnología Sanitaria para mejorar la seguridad y experiencia del paciente en el ámbito hospitalario”. El documento pone cifras al impacto clínico y económico de cinco eventos adversos hospitalarios comunes: infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria (IRAS), sepsis, eventos adversos en cirugía, tromboembolismos y úlceras por presión. Y plantea cómo el uso de tecnologías innovadoras podría prevenir gran parte de estos casos.
Según los datos recogidos, estos eventos generan anualmente más de 11.300 ingresos adicionales en unidades de cuidados intensivos (UCI), más de 1,2 millones de estancias hospitalarias adicionales y suponen un sobrecoste superior a los 425 millones de euros para el sistema sanitario. En términos de salud, el informe estima que estas complicaciones causan cerca de 6.000 muertes evitables cada año en España.
Durante la presentación, celebrada en el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, el secretario general de Fenin, Pablo Crespo, recalcó que “la seguridad de profesionales y pacientes en todo el proceso asistencial es una prioridad para el sector de Tecnología Sanitaria. Nuestra industria es un colaborador estratégico del Sistema Nacional de Salud para impulsar estrategias basadas en soluciones innovadoras que mejoren la seguridad de la atención”.
Por su parte, Carlos Mingo, director gerente del Hospital Ramón y Cajal, defendió el valor de la tecnología bien implementada y regulada: “La innovación es como conducir sin semáforos. Puede parecer rápido, pero es peligroso. La tecnología regulada aporta confianza, permite diagnósticos más rápidos y seguros y mejora la eficiencia del trabajo clínico”. Mingo también destacó el papel de la inteligencia artificial como herramienta complementaria al juicio médico y el impacto positivo de la cirugía robótica en la seguridad del paciente.
Desde la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, la consejera Fátima Matute recordó la importancia de contar con herramientas que permitan evaluar y mejorar: “Todo lo que no se mide no existe. Este tipo de informes nos ayudan a ver cómo lo estamos haciendo y cómo podemos hacerlo mejor”.
En cuanto a la elaboración del documento, Lucía González Villena, de IQVIA, explicó que los análisis se han realizado a partir de una base de datos que representa el 50 % de las hospitalizaciones del Sistema Nacional de Salud, y cuyos resultados han sido extrapolados al total nacional. “Hemos puesto el foco en cinco tipos de daño hospitalario que, además de ser frecuentes, pueden ser cuantificados objetivamente y prevenidos con soluciones tecnológicas ya disponibles”.
Entre los ejemplos de tecnología destacadas figuran dispositivos para el diagnóstico precoz de IRAS, apósitos avanzados, sistemas de compresión neumática, robots quirúrgicos, sensores de oximetría, inteligencia artificial aplicada al diagnóstico por imagen o plataformas de planificación quirúrgica 3D.
El informe subraya que la adopción de estas soluciones no solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que optimiza recursos sanitarios, reduce reingresos y evita intervenciones adicionales. “La inversión en tecnologías seguras y eficaces tiene retorno: evita muertes, libera camas hospitalarias y reduce el coste de los tratamientos”, recordó Marcel Maurer, también representante de IQVIA, quien destacó que una sepsis adquirida durante el ingreso puede cuadruplicar el coste medio por paciente, pasando de 6.000 a más de 26.000 euros.