Sexo, sexo y más sexo, una obsesión adictiva que te destruye poco a poco

Tener pensamientos relacionados con tener sexo de forma obsesiva y recurrente en todas partes sin parar. Consumir porno en casa o en la oficina. En casos graves, sufrir lesiones físicas por el exceso de manipulación de los genitales. Ver contenidos subidos de tono en el móvil, cada vez más extremos. Ser adicto a la prostitución y a tener relaciones con desconocidos, poniendo en riesgo la propia salud y la de la pareja por culpa del contagio de enfermedades de transmisión sexual. Todos estos casos, son ejemplos de lo que provoca la adicción al sexo o tener comportamientos sexuales compulsivos.

El trastorno del comportamiento sexual compulsivo, también denominado hipersexualidad, es una obsesión difícil de controlar por fantasías, impulsos o conductas sexuales que afecta, de manera negativa, a todos los aspectos de la vida: la salud, el trabajo, las relaciones personales… En la actualidad, la hipersexualidad, afecta al 2% de las mujeres y al 4% de los hombres, por lo que la OMS la consideró enfermedad hace cuatro años.

Según los expertos, si hablamos de prevalencia por sexo, es más frecuente en el hombre. Hace diez años, la proporción estaba en un 80/20, ahora, estamos en un 60/40. La mujer también ha empezado a desarrollar estos problemas. Aunque como argumenta el psicólogo clínico Ricardo Hodann, del Centro de Adicciones Comportamentales del Hospital Gregorio Marañón, Adcom Madrid, “puede haber un sesgo porque en las estadísticas las mujeres tienen más reparo en admitir esta adicción y el 95% de los que van a consulta son hombres”. De acuerdo con el psicólogo, en este trastorno, se activan las mismas zonas de recompensa en el cerebro que con la adicción a sustancias como la cocaína o el alcohol”, aunque, si hablamos de sintomatología en relación con la adicción al sexo hay que distinguir dos tipos. “Por un lado, la adicción a la pornografía, y por otro, la adicción a la prostitución o al sexo físico, a través de aplicaciones de citas que están de moda. Tanto en un caso, como en otro, la persona que padece este trastorno pasa demasiadas horas frente al ordenador o al móvil, lo que afecta a distintas áreas de su vida”.

Según nos cuenta Myriam Ribes, ginecóloga y sexóloga, “las personas adictas al sexo pierden el control de sus vidas y empeoran las relaciones personales con amigos, familiares y pareja, además de incrementar las conductas sexuales de riesgo poniendo en peligro su salud.”

Tratamientos
No hay tratamientos específicos avalados científicamente, pero si se utilizan tratamientos similares a los que se utilizan con otras adicciones como la cocaína y el alcohol. Como explica la doctora Ribes, “los psiquiatras administran fármacos como ansiolíticos o depresivos cuando puede haber un trastorno ansioso o depresivo de base, mientras que el psicólogo clínico trata la parte comportamental con terapia sexual”.

En Adcom Madrid, donde trabaja Hoddar, alejan al paciente de ver contenidos sexuales y le limitan el acceso digital al móvil u ordenador. También ayudan a los adictos al sexo a controlar sus impulsos en terapia individual o grupal además de trabajar con la familia para que el enfermo tenga relaciones sanas y busque otros hobbies. “Muchas personas con adicción al sexo tienen pareja y su relación se ve seriamente afectada”.

Con la pandemia y el confinamiento, las personas han incrementado su tiempo frente a las pantallas y a internet, lo que ha influido indirectamente para que “el consumo de pornografía y la adicción al sexo se hayan incrementado”, explica el experto.

Otra opción terapéutica son los “Sexólicos Anónimos” que, como ocurre con los alcohólicos anónimos, tienen grupos por todo el mundo y redes mundiales de fraternidad para el apoyo y la recuperación de este trastorno. Un trastorno del que se puede salir si se pide ayuda.

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