Por Julia Porras
8 de noviembre de 2023Llega el invierno y nos tapamos hasta las orejas, porque el frío no nos permite otra opción, y en cuanto vemos un rayito de sol, que se prodiga poco en los meses invernales, exponemos parte de nuestro cuerpo para notar ese calorcito en nuestra piel. Por eso es importante saber que el sol en invierno también quema y, aunque en esta época, en el hemisferio norte, que es en el que nos encontramos, la radiación solar es menor en nuestro país y tenemos menos probabilidades de quemarnos, no significa que debamos exponernos al sol sin protección. “De hecho, si tomamos el sol en la nieve o en gran altitud puede ser peligroso, porque, por ejemplo, la nieve refleja el 80% de la radiación solar, por eso es importante la protección”, explica la dermatóloga Ana Molina.
En invierno debemos mantener las mismas medidas de protección que en los meses de verano, asegura la doctora Molina, “en primer lugar, con la ropa, que ya tiene su índice de protección y que está entre 0 y 50 igual que los fotoprotectores y, después, con las cremas protectoras de amplio espectro 360, que deben tener protección frente a rayos ultravioleta B y, si es posible, también frente a rayos ultravioleta infrarrojos y luz visible, que muchos fotoprotectores ya lo traen”. También podemos tomar antioxidantes orales, aunque el efecto de estos es mínimo.
La reducción de horas solares durante los meses de otoño e invierno hacen que tomar el sol en esta época sea muy necesario. De acuerdo con la doctora Molina, “es importante que las personas que pasen muchas horas en la oficina expuestos a luces artificiales intenten tomar el sol al menos 15 minutos al día en brazos y piernas, porque en invierno seguimos necesitando sintetizar la vitamina D”. En este caso, según la doctora, podemos, de vez en cuando, exponernos al sol sin protección, pero cortos periodos de tiempo y si puede ser “en las horas centrales del día”.
En definitiva, la recomendación es “convive con el sol, no te quemes, pero aprovéchalo para sintetizar la vitamina d”, concluye la doctora Molina.