Por Andrea Rivero
12 de agosto de 2022Concebir un hijo puede convertirse, en ocasiones, en una tarea que se alarga más de lo previsto ya que depende de muchos factores, tanto internos como externos. Uno de ellos es el calor, ya que está demostrado que tiene un efecto negativo en la fertilidad masculina, concretamente en la calidad y producción de los espermatozoides.
El calentamiento global es un problema de salud pública que afecta a las personas en muchos aspectos de su vida, incluida su salud reproductiva. La calidad seminal de los hombres y su eficacia reproductiva disminuye notablemente a consecuencia de las altas temperaturas. Los expertos indican que para la correcta producción de espermatozoides la temperatura de los testículos debe estar alrededor de dos grados por debajo de la temperatura intraabdominal.
De acuerdo con el doctor Vicente Badajoz, director de laboratorio de Ginefiv, “las variaciones en la calidad seminal han quedado contrastadas en múltiples estudios relacionando actividades profesionales y cotidianas: ambientes laborales sin aires acondicionados, trabajos a altas temperaturas, ordenadores como fuentes de calor próximas a la zona testicular, posturas corporales poco recomendadas, efecto de las saunas, etc.”.
Estos hábitos de vida y actividades laborales donde aumenta la temperatura del escroto van a tener efectos negativos en el proceso de espermatogénesis (formación de espermatozoides) y conlleva, entre otros efectos, una disminución de la concentración y movilidad espermática, alteraciones en la morfología del espermatozoide y en la integridad del ADN espermático, la destrucción de antioxidantes enzimáticos y un aumento de especies reactivas de oxígeno.
Según el doctor Badajoz, “estos efectos provocan la muerte de las células germinales testiculares, la supresión de la espermatogénesis, la generación de espermatozoides con poca capacidad para fecundar ovocitos o generación de embriones de mala calidad y, evidentemente, conlleva una baja tasa de gestación”.
Por suerte, los espermatozoides tienen la capacidad de regenerarse cada tres meses, pero, aun así, se recomiendan una serie de hábitos saludables básicos que permiten mejorar la fertilidad masculina. Prácticas tan sencillas como no fumar, no beber alcohol, no consumir drogas ni sustancias tóxicas, comer sano, realizar deporte moderado pero continuo y, por supuesto, no someter a altas temperaturas la zona testicular.