Por Santiago Melo
24 de junio de 2025Con la llegada de las altas temperaturas, el ventilador se convierte en un aliado indispensable en muchos hogares. Su bajo consumo y facilidad de uso lo hacen una alternativa más accesible que el aire acondicionado. Sin embargo, su uso durante toda la noche no está exento de consecuencias para la salud si no se aplica con ciertas precauciones.
Dormir expuestos directamente al flujo de aire de un ventilador, ya sea de techo o de pie, puede resecar las mucosas de la nariz, la garganta y los ojos. Esta sequedad favorece la entrada de gérmenes y partículas, aumentando el riesgo de infecciones respiratorias, especialmente en personas con asma, rinitis o sinusitis.
Además, la exposición prolongada a corrientes frías puede provocar rigidez muscular o contracturas, sobre todo si el aire incide de forma directa y constante en una parte del cuerpo. También es frecuente la aparición de molestias como sequedad en la piel, ojos irritados o dolor de garganta, especialmente en quienes duermen con la boca abierta.
Recomendaciones
Para minimizar los riesgos que estos aparatos pueden producir en nuestra salud, los expertos recomiendan:
En definitiva, el ventilador puede ser una herramienta útil y menos agresiva que otros sistemas de climatización, pero su uso nocturno debe ser moderado y consciente. Aplicar estas recomendaciones puede marcar la diferencia entre un descanso reparador y una visita innecesaria al médico.