Por Virginia Delgado
30 de abril de 2024Si hablamos de lesiones de origen laboral, nos vienen a la cabeza aquellas que sufrimos en la espalda después de haber permanecido durante horas en una mala postura, ese tirón que nos ha dado cuando hemos realizado un movimiento brusco o la fatiga visual que padecemos como consecuencia de haber permanecido con la vista fija en una pantalla una jornada completa.
Pero hay más. Tantas que no ha bastado con redactar listas de enfermedades profesionales, sino que, además, existe la necesidad de desarrollar estrategias de prevención, de controlar los factores de riesgo y de promover un mayor grado de bienestar físico, mental y social entre los trabajadores.
En la actualidad, los trastornos musculoesqueléticos son los más comunes entre las lesiones de origen laboral. Según la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), las lesiones de espalda, los dolores de cuello y brazos, las tendinitis, el síndrome del túnel carpiano y la bursitis son las dolencias que más llevan a la consulta médica. “La tendinitis es una inflamación de los tendones, que se produce debido a movimientos repetitivos o por un uso excesivo de una parte del cuerpo. El síndrome del túnel carpiano consiste en la compresión del nervio mediano en la muñeca y causa entumecimiento, hormigueo y debilidad en la mano y el brazo. En cuanto a la bursitis, es la inflamación de las bursas (bolsas llenas de líquido) que amortiguan las articulaciones”, explican desde la SERMEF.
Se ha comprobado que impulsar las medidas de prevención en el lugar de trabajo, educar en ergonomía a los trabajadores y contar con buenos equipos anatómicos descienden las enfermedades. “Además, es bueno promover la modificación de las tareas laborales, así como la rotación y la realización de pausas regulares para descansar y estirar son fundamentales", añaden.
También se han identificado como dolencias de origen laboral la fatiga visual, la hipoacusia o disminución de la agudeza auditiva (originada después de exponerse de forma repetida a altas intensidades de sonido), el síndrome de fatiga crónica, el estrés, la depresión e incluso algunos malestares gastrointestinales. “Las emocionales y psicológicas están aumentando. Los trabajos son más cómodos, menos físicos y llevan al sedentarismo. No obstante, de esta falta de actividad física y de ejercicio derivan enfermedades locomotoras relacionadas con dolores musculares y de articulaciones”, explica Carlos Carrera, enfermero del Servicio Canario de la Salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró hace un tiempo la Clasificación Internacional de Enfermedades donde, entre otras, se identifican las dolencias de origen laboral. El 1 de enero de 2022 añadió a su última versión (CIE-11) el síndrome de burnout o de desgaste profesional. “Es el resultado del estrés crónico en el lugar de trabajo que no se ha manejado con éxito. Se caracteriza por tres dimensiones: sentimientos de falta de energía o agotamiento, aumento de la distancia mental o sentimientos negativos o cínicos con respecto al trabajo y sensación de ineficacia y falta de realización”, explican desde el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo. Para los expertos de este organismo, esta consideración de ‘origen laboral’ de este síndrome “supone un paso más en el reconocimiento de la importancia de los riesgos psicosociales por causas profesionales”.
En España, nuestra lista oficial es la que está incluida en el Real Decreto 1299/2006, de 10 de noviembre. Allí, están enumeradas las enfermedades profesionales que el sistema de la Seguridad Social debe tener en cuenta. Están divididas en seis grupos; las causadas por agentes químicos, físicos, biológicos y carcinogénicos, las originadas por inhalación de otras sustancias y las de la piel, también producidas por agentes no especificados anteriormente.