Por Julia Porras
19 de diciembre de 2022La Navidad es una época de excesos en todos los sentidos; exceso de luces, de felicidad, de juguetes, pero sobre todo de comida y bebida. Y es que, aunque los días festivos son solo cinco, si incluimos la festividad de los Reyes Magos y su roscón típico, según los expertos, comemos casi dos veces más de lo normal. “En la época navideña podemos llegar a engordar hasta 5 kg y, si cada kilo de grasa son 7.500 calorías, estamos hablando de que tomamos en un periodo corto de tiempo unas 35.000 calorías de más”, afirma la nutricionista María del Mar Silva, cuando lo normal es ingerir entre 1.800 y 2.000 calorías al día, es decir, que en 30 días unas 60.000.
Además, esos días no solo tomamos mucha más cantidad de comida, sino que tomamos alimentos más calóricos como patés o quesos curados, que habitualmente no solemos tomar, “además de que ingerimos mucha más cantidad de azúcar de lo habitual con toda la variedad de dulces que ponemos en nuestras mesas”, asegura Silva.
Pero no hay que alarmarse, porque si generalmente llevamos una dieta saludable y nos pasamos un poco esos días, no pasa nada. Eso sí, “debemos asimilar que solo comeremos esos alimentos y cantidades durante los días de las fiestas, porque si no, al volver a nuestra dieta habitual, podemos sentirnos frustrados”, asegura la nutricionista.
Indigestiones o empachos
Pero los kilos de más no son el único problema de los atracones navideños. Las ingentes cantidades de comida que solemos poner en nuestras mesas pueden hacernos sufrir indigestiones o empachos bastante molestos.
La indigestión dispepsia o malestar estomacal es una molestia que se produce en la parte superior del abdomen y que genera síntomas como dolor abdominal y una sensación de saciedad poco después de comenzar a comer. Esta se produce habitualmente “cuando una persona come más cantidad de lo que ingiere normalmente y no puede digerir la comida correctamente”, explica Silva.
Tras sufrir un empacho, lo ideal es optar por una dieta blanda que aligere nuestras siguientes digestiones, tomando alimentos poco grasos y reduciendo la cantidad de comida a ingerir, aunque sintamos apetito. Porque, no solo podemos sufrir un empacho cuyo malestar nos dure unas horas o incluso unos días, sino que “tras las comilonas de los días festivos, puede haber una subida de índices de elementos como el colesterol o la glucosa, ya que la incidencia de grasa en nuestro cuerpo es mucho mayor”, apostilla Silva.
Pero ¿qué podemos hacer para evitar las indigestiones? Lo mejor, según los expertos, es ponernos menos cantidad de comida en el plato y, si realmente sentimos más hambre, comer un poco más. Pero no comer sin control, aunque veamos mucha comida en la mesa. Por otro lado, según la nutricionista, “podemos, si es posible, intentar cometer ese exceso solo en las fechas señaladas y compensar el resto de los días comiendo más sano y tomando menos cantidad de comida”.
La actividad física tampoco viene mal esos días en los que las comidas y las sobremesas se alargan horas y horas. Un paseo, un poco de bici, ir de compras, salir a patinar… todo ello pueden ser actividades lúdicas que podemos hacer y siguen siendo muy navideñas. “Esas actividades pueden ayudarnos a reducir un poco ese malestar que sentimos tras pegarnos un atracón de comida y estar muchas horas sentados a la mesa”, cuenta Silva.
En cuanto al alcohol, otro de los elementos que no suele faltar en estas fiestas, hay que tener en cuenta que las calorías de estese convierten directamente en grasa, y que es un tóxico, por lo que su ingesta, si no conseguimos eliminarlo de nuestra vida, ha de ser moderada y con cabeza. Hay varias maneras de evitar que el alcohol nos provoque un dolor de cabeza indeseable o algo peor, una resaca de órdago al día siguiente. “Podemos dejar la ingesta de alcohol solo para los momentos de comida y cena, porque si se toma es mejor hacerlo con algo en el estómago. Por otro lado, hay que acompañar la ingesta de alcohol con agua, de eso modo estaremos hidratados y dejaremos menos espacio para las bebidas alcohólicas”.
Aun así, cabe destacar que, según los expertos, no hay alcohol bueno. “El alcohol tiene una media de 7 kilocalorías por gramo, lo que significa que, por ejemplo, una copa de vino tinto tiene entre 130 y 150 calorías”. El vino blanco no se distancia mucho, entre 110 y 150 calorías por copa.