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¿Cómo evitar las intoxicaciones alimentarias en verano?

Los síntomas más frecuentes son náuseas, vómitos, diarrea, dolor y calambres abdominales, deshidratación y fiebre

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¿Cómo evitar las intoxicaciones alimentarias en verano?

Por Andrea Rivero

29 de julio de 2022

Pollo, huevos, pescados, leche… son productos que se consumen habitualmente y están presentes en muchas cocinas, pero lo que pocas personas saben es que, sin un adecuado tratamiento, pueden suponer un riesgo para la salud. Durante el verano las intoxicaciones alimentarias aumentan y prevenirlas es indispensable, pero, ¿cómo?

Las intoxicaciones alimentarias son más frecuentes en junio, julio y agosto debido a que las altas temperaturas favorecen el desarrollo de microorganismos y los alimentos se pueden estropear con mayor facilidad. Consumir estos alimentos que han desarrollado microbios puede provocar náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, síntomas de deshidratación y, a veces, fiebre.

De acuerdo con la doctora Ana Isabel Sánchez Marcos, miembro del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), “la enfermedad puede tener su origen en la ingestión de bacterias o virus que se encuentran en el alimento (infección), en toxinas en el producto (intoxicación), o en formas parasitarias en fases concretas de su ciclo evolutivo (infestación)”.

Cuando la doctora habla de infecciones se refiere a las que causan enfermedades como la salmonelosis y la hepatitis A. En el caso de las intoxicaciones, las más comunes son la gastroenteritis y el botulismo mientras que las formas parasitarias pueden producir afecciones como la triquinelosis y la anisakiasis.

De acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en la Unión Europea se notifican más de 350.000 casos de intoxicaciones alimentarias cada año.

¿Cómo prevenirlas?
Existen unas
normas básicas para evitar este problema, todas ellas basadas en la manipulación y el tratamiento de los alimentos. Según explica la doctora Sánchez, “no hay que tomar leche cruda sin tratamiento térmico previo. Las carnes, el pescado y los productos de repostería deben estar refrigerados o congelados. En los establecimientos de restauración es obligatorio el empleo de ovoproductos en la elaboración de platos con huevo crudo como mayonesas, salsas, cremas, etc., siempre que no se alcance los 75 °C. Si se preparan estos alimentos en casa hay que consumirlos inmediatamente o conservarlos en frío y desechar las sobras”.

En resumen, hay que cocinar bien los alimentos de origen animal, ingerirlos poco tiempo después de cocinarlos y, en caso de necesitar conservarlos, deben mantenerse refrigerados a 5ºC como máximo o congelados. Otras recomendaciones serían evitar que los alimentos cocinados entren en contacto con los crudos, calentar correctamente los que se vayan a consumir, no ingerir alimentos perecederos expuestos a temperatura ambiente y, por supuesto, la correcta higiene de la persona que va a manipularlos y de la cocina.




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