Por Julia Porras
14 de julio de 2022Un año más, la llegada del verano llena las playas de nuestras costas de turistas ávidos de sol y mar. Pero, en ocasiones, también aparece un invitado nada agradable y temido por los bañistas. Hablamos de las medusas, unos animales marinos que aparecen con el incremento de la temperatura del agua y la escasez de lluvias. Es más, en los últimos veranos, sobre todo en el mar Mediterráneo, se ha venido produciendo la llegada de poblaciones de medusas que, arrastradas por las corrientes marinas, alcanzan las playas dificultando e impidiendo el baño e incluso el paseo por la arena.
Perteneciente al grupo de los Cnidarios, las medusas tienen células urticantes que liberan para defenderse de algún peligro o para capturar presas. En el caso del ser humano, la mayoría de los incidentes ocurren por contacto accidental durante el baño, al ser pisadas o manipuladas.
Aunque siempre hay excepciones, las picaduras de las medusas no suelen ser graves. El contacto con medusas vivas, muertas o con restos de ellas se caracteriza por dolor y/o un picor intenso e inmediato en la zona, pudiendo aparecer reacciones locales con enrojecimiento, inflamación y vesículas pequeñas. Más rara es la aparición de sintomatología general como náuseas, vómitos y calambres musculares. Los casos más graves pueden presentar pérdida de conciencia con el consecuente riesgo de ahogamiento.
Según los expertos, el mayor riesgo es no ser conscientes del peligro que puede suponer el contacto con las medusas.
¿Qué hacer ante una picadura de medusa?
En caso de haber sido picado o tocado por una medusa
conviene seguir los siguientes consejos:
1. Limpiar la zona afectada por la picadura. Lavar, sin frotar la zona, siempre usando agua salada o en su defecto suero salino. Nunca se debe utilizar agua dulce, ya que por diferencias de presión osmótica los restos de células urticantes que persistan podrían explotar y difundir más veneno.
2. Avisar al socorrista más cercano o acudir al puesto de socorristas para ser atendido.
3. Si hay restos de tentáculos adheridos a la piel, se debe eliminar cuidadosamente utilizando unas pinzas o un mecanismo que asemeje. Es muy importante saber que nunca se debe tocar la zona directamente con las manos.
4. Posteriormente, se puede aplicar frío (no más de 20 minutos) sobre la zona afectada usando una bolsa de plástico que contenga hielo, para evitar la inflamación y reducir el dolor. Es importante no aplicar hielo directamente ya que puede producir quemaduras y evitar la exposición de la herida a la luz solar, así como rascarse.
5. Si el dolor es muy intenso o el estado de la persona empeora progresivamente, se deberá avisar nuevamente al socorrista o acudir de inmediato a un centro médico.
Bancos de medusas Cuando las medusas aparecen masivamente en las zonas de baño la mejor precaución es permanecer fuera del agua. En caso de quedarnos por la zona hay que tomar precauciones incluso aunque no tomemos un baño ya que la acción de las olas rompe los tentáculos y los trozos flotantes de medusas permanecen activos:
1. No pasear por la playa cuando abundan las medusas.
2. Evitar los juegos en la orilla.
3. Con precaución y sin tocarlas, sacarlas fuera del agua. Recoger con cuidado aquellas que se han quedado en el borde de la playa, con algún artilugio que nos ayude.
4. Avisar al resto de los bañistas para que no las toquen y al socorrista, de la presencia de las mismas, incluso si éstas aparecen muertas o fraccionadas.
La carabela portuguesa
Esta especia de medusa, también llamada, botella azul o falsa medusa, es una de la más conocidas por la toxicidad de su picadura. Aunque, el hábitat de la carabela portuguesa no es el Mediterráneo, la posible ausencia de sus depredadores puede haber influido en su aparición en nuestras costas.
La parte flotante de la carabela portuguesa se asemeja a una bolsa azul transparente rellena de gas de unos 30 cm rematada por una vela dorsal. La parte sumergida está formada por una serie de tentáculos que pueden alcanzar los 10-20 metros.
Por sus tentáculos segrega una sustancia tóxica que produce un dolor muy fuerte, la cual puede llegar a provocar lesiones locales tales como inflamación, enrojecimiento, aparición de ampollas, descamación y reacción cutánea en otra zona diferente a la afectada.
Excepcionalmente, además se puede producir una afección generalizada, causando problemas respiratorios, cardiacos, neurológicos o gastrointestinales, tales como vómitos, fiebre, náuseas y ansiedad que generalmente pasan en unos días. En caso de especial sensibilidad a la toxina puede causar incluso la muerte.
Además, se han descrito reacciones tardías y a largo plazo de diversa gravedad tales como ulceración, celulitis infecciosa, necrosis y gangrena, así como también aparición de estrías, engrosamiento de la epidermis, granuloma, atrofia grasa o cicatrices.