Por Andrea Martín
31 de enero de 2025La asfixia por atragantamiento se ha convertido en la tercera causa de muerte no natural en nuestro país, por encima incluso de los accidentes de tráfico, con más de 2.000 fallecidos al año, sobre todo entre personas mayores de 65 años.
El atragantamiento ocurre cuando un objeto extraño se aloja en la tráquea y bloquea el flujo de aire. Generalmente todo se soluciona tosiendo, pero si el objeto, habitualmente un alimento, bloquea completamente las vías respiratorias y nadie interviene con una maniobra de Heimlich exitosa, puede producir la muerte de la persona atragantada.
Los adultos suelen atragantarse con trozos de comida demasiado grandes, sin embargo, los lactantes lo hacen porque no tienen bien desarrollado el reflejo de la deglución y pueden sufrir un atragantamiento con alimentos pequeños y redondos, del tamaño de su tráquea, o con objetos no comestibles, que suelen llevarse a la boca.
La persona que sufre un atragantamiento generalmente puede toser y expulsar el trozo por sí mismo, pero cuando la obstrucción es grave, es probable que no pueda toser, ni apenas respirar, y que lo único que pueda hacer sea sujetarse la garganta con ambas manos. En estos casos, si no hay una rápida intervención por parte de otra persona y la víctima no puede expulsar el trozo de comida que le impide respirar, es probable que su piel adquiera un color azulado (cianótico), se desmaye, convulsione e incluso muera en pocos minutos.
La forma más efectiva de ayudar a alguien que está sufriendo un atragantamiento es realizarse la maniobra de Heimlich, llamada también comprensión abdominal. Se trata de un procedimiento de primeros auxilios para desobstruir el conducto respiratorio, bloqueado por un trozo de alimento o cualquier otro objeto pequeño. Aprender a realizarla correctamente puede salvar la vida de una persona. Esta maniobra existe desde que el doctor Henry Heimlich la desarrollara en 1974.
Realizarla correctamente es esencial para que sea eficaz: