Por Andrea Rivero
17 de febrero de 2023En junio del año pasado ya se hablaba de la “cocaína rosa” o tusi, una droga, por aquel entonces casi desconocida, que pululaba por las clases altas de la sociedad. Pero esa situación parece haber cambiado. La primera edición del Observatorio de Consumos, Riesgos y Cuidados, del programa Energy Control de la Asociación Bienestar y Desarrollo, ha concluido que el consumo de esta droga no es algo exclusivo de las clases altas y parece “haberse integrado en el repertorio de sustancias que habitualmente se consumen para salir de fiesta”. A través de una encuesta online en la que participaron 1.412 personas han comprobado que el 20% la había consumido alguna vez.
La llamada “cocaína rosa” en realidad no es cocaína, es una sustancia que está compuesta por un conjunto de psicoestimulantes que pueden variar en función de la persona que diseñe la droga. Desde ketamina, MDMA, anfetaminas y, en algunos casos, incluso medicamentos como el ácido salicílico o el dextrometorfano. En realidad se la conoce como tusi por el tusibí, una feniletilamina psicodélica de la familia 2C-B (Two C-B, en inglés).
Este estudio, el primero que se realiza en España con el fin de conocer el consumo que se hace de esta sustancia, se ha llevado a cabo entre personas que habitualmente consume sustancias psicoactivas al salir y con un perfil sociodemográfico de una persona joven, que trabaja por cuenta ajena o estudia y vive con su familia. Este informe destaca que, aunque todavía no es la principal, parece estar bastante presente en el repertorio de sustancias consumidas como el cannabis, el éxtasis o la cocaína. De hecho, según este informe, 6 de cada 10 encuestados reconoce haber combinado el tusi con otras drogas.
Los efectos del consumo de esta droga pueden tardar en manifestarse entre una y dos horas con una duración que puede alargarse hasta ocho horas. Las personas experimentan un aumento de la energía, dilatación de las pupilas, cambio de percepción de la realidad, cambios emocionales o confusión. Sin embargo, como cualquier droga, consumirla acarrea consecuencias negativas para la salud: Ataques de ansiedad, ataques de pánico, agitación, hipertensión arterial, cefaleas, arritmias cardiacas, vómitos y sudoración. Además, puede provocar el desarrollo de trastornos en la esfera psiquiátrica como la despersonalización y los brotes psicóticos.